En el último partido del PSG contra el Montpellier, se produjo una situación que creo es digna de análisis y reflexión. Un jugador del cuadro parisino
Este es un caso que ilumina bien las actitudes que todavía muchos tienen contra las personas LGTBI, y que hoy, en el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, vale la pena rechazar.
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La homofobia es el término empleado para expresar el rechazo o la discriminación de la que son víctimas quienes declaran su preferencia sexual por personas de su mismo sexo y la transfobia y la bifobia se definen como el miedo y la falta de aceptación que tienen algunos frente a los transgénero y los bisexuales, en otras palabras, aquellos que no se ajustan a los roles de preferencias sexuales tradicionales. Para muchos discriminadores hay razones de tipo religiosas o basadas en el concepto de la naturaleza humana, hasta el punto de considerarlos “antinaturales”.
En la reflexión filosófica el concepto de naturaleza humana es bien cuestionado y desde Aristoteles se concibe: “la naturaleza de las cosas no como una idea fija, ni como algo concluido; sino como un principio activo real que lleva a un ente a su completo desarrollo” (W. Daros) cierro cita, y sabemos que la experiencia religiosa no se puede imponer, ni obligar a las personas a que vivan de acuerdo con creencias que no aceptan como suyas o interpretan de una manera diferente.
Para mí como alguien que quiere vivir su vida desde la propuesta existencial de Jesús de Nazaret, el único criterio de discernimiento ante las personas y las relaciones con ellas, es el mandamiento del Amor, y desde ahí no me siento ni con más o menos dignidad que nadie por las diferencias que tengamos en nuestras opciones sexuales. Como heterosexual reconozco la misma dignidad para todos.