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No solo se trata de la muerte de un bebé de 12 días de nacido el sábado anterior por presuntas fallas en una incubadora de Esimed. La crisis con la salud en la red de clínicas más importante del país es profunda y tiene su inicio con la venta de Cafesalud. En ese momento también se vendió a Esimed. Trece nuevos socios empezaron a tomar las decisiones financieras y hubo por lo menos, según fuentes ejecutivas de la compañía, dos movimientos con más de $53.000 millones de pesos que afectaron a la empresa.
Esto produjo desconcierto en los trabajadores, la activación de movimientos sindicales, retrasos con los pagos a médicos y especialistas, renuncias masivas y, al final, quienes recibieron el golpe, fueron los pacientes.
Luego vinieron los escándalos, como el del bebé de 12 días de nacido quemado en un 30% en todo su cuerpo en una incubadora. Sobre ese hecho hay todo un pleito jurídico. Esimed confiscó la máquina y pidió una auditoría a Medytech que concluyó que la máquina estaba en buen estado. Según el gerente general, Hugo Méndez, la propia Secretaría de Salud ya les informó que había hecho una revisión de la incubadora y sus pesquisas informaron que el dispositivo no tenía problemas.
Pero la enfermera junto a un numeroso grupo de colegas afirman que hay sobrecarga laboral, poco personal y adjuntaron fotografías con las incubadoras en mal estado. La enfermera y la empresa fueron demandadas y Méndez dice que “voy a hacer todo para saber la verdad exacta de lo que pasó”.
Hoy cuenta con dos clínicas cerradas en Bogotá y una red con más de 30 sedes en todo el país que presentan fallas. En todas las regiones en donde tiene presencia hay quejas e inconformidades recurrentes.
Pero los problemas no son solo en Bogotá. En los últimos meses fueron cerradas clínicas en Pereira, Armenia, Cali, Tunja, Duitama y otras ciudades. También en Medellín en donde hace pocos días a una mujer joven en trabajo de parto le pidieron que se fuera a otra clínica porque en la sede de Esimed no había oxitocina. Un medicamento crucial para inducir el parto y aumentar la fuerza de las contracciones.
Es el drama de miles de pacientes, un 95% de afiliados a Medimás cuyos accionistas son los dueños a su vez de la red de clínicas y hasta hoy se mantienen en absoluto silencio.
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