La amenaza sanitaria que ya preocupa a nivel mundial: "Difícil de tratar"
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya la ubica entre las diez principales amenazas para la salud pública global, con un impacto que crece de forma acelerada.
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La resistencia antimicrobiana (RAM) ha dejado de ser una advertencia científica para convertirse en una realidad alarmante. Se trata de un fenómeno en el que bacterias, virus, hongos y parásitos dejan de responder a los medicamentos destinados a combatirlos, transformando infecciones habituales en condiciones cada vez más difíciles de tratar.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya la ubica entre las diez principales amenazas para la salud pública global, con un impacto que crece de forma acelerada.
Las cifras explican por qué el mundo observa esta amenaza con preocupación: cada año mueren 1,27 millones de personas por infecciones resistentes, superando incluso la mortalidad del VIH y la malaria. Y el panorama futuro es aún más inquietante: si los países no actúan con urgencia, la OMS calcula que para 2050 podrían darse hasta 10 millones de muertes anuales asociadas a la RAM. Más allá de las vidas perdidas, este escenario representaría un golpe crítico a los sistemas de salud, la economía global y la capacidad humana para tratar enfermedades que alguna vez fueron controlables.
El uso indebido de antibióticos y la automedicación continúan siendo factores determinantes. A ello se suman prácticas como la prescripción de antibióticos en enfermedades virales —como ocurrió durante la pandemia de COVID-19— y la contaminación ambiental con residuos farmacéuticos. Estas condiciones han impulsado la aparición de bacterias más resistentes y agresivas. Patógenos como Staphylococcus aureus, Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa y Acinetobacter baumannii ya muestran resistencia a múltiples fármacos, complicando los tratamientos y aumentando la mortalidad. Las heridas agudas y crónicas, muy comunes en la población colombiana, son particularmente vulnerables a este tipo de infecciones.
Uno de los puntos más debatidos recientemente es el uso de apósitos con plata. Durante más de dos décadas han sido un recurso habitual en el manejo de heridas infectadas; sin embargo, un amplio estudio de Mark G. Rippon y Alan Rogers (2025), que analizó más de 9.500 publicaciones y 105 estudios clínicos, concluyó que algunas bacterias ya pueden desarrollar resistencia a la plata. Incluso advierte que la exposición prolongada podría generar resistencias cruzadas a antibióticos, complicando aún más la situación. El hallazgo no implica abandonar la plata, pero sí replantear su uso prolongado, especialmente en heridas crónicas.
En este punto surgen alternativas que buscan enfrentar la resistencia sin generar nuevas amenazas. Una de ellas es Cutimed Sorbact, tecnología de Essity que funciona con el principio físico DACC (dialquilcarbamoilo cloruro). A diferencia de los apósitos tradicionales, no libera agentes químicos ni antibióticos: simplemente atrae y fija bacterias y hongos, que son retirados al cambiar el apósito. Este mecanismo evita la citotoxicidad y, lo más importante, no promueve la adaptación o mutación bacteriana.
El estudio de Rippon destaca que la tecnología DACC se perfila como una herramienta prometedora en la lucha contra la RAM: disminuye la carga microbiana de forma segura, protege el equilibrio natural de la piel y reduce la necesidad de antibióticos sistémicos. Para los sistemas de salud, representa además una alternativa costo-efectiva, al disminuir la frecuencia de cambio de apósitos y mejorar los tiempos de recuperación.