
Lo que serían unas vacaciones de Semana Santa inolvidables en Cancún, México, terminaron en tragedia para Alejandro Cortés González, un joven estadounidense de 20 años, originario de Saginaw, Michigan. El pasado domingo, mientras disfrutaba con tres amigos en la playa Chac Mool, una de las más concurridas de la zona hotelera, Alejandro se lanzó al mar para salvar a una de sus amigas que estaba siendo arrastrada violentamente por la corriente.
Según testigos, todo sucedió en cuestión de segundos. Al escuchar los gritos de auxilio, Alejandro no dudó en lanzarse al agua. Gracias a su rápida intervención, su amiga logró regresar a tierra firme con vida. Sin embargo, Alejandro no corrió la misma suerte: tras rescatarla, desapareció en las aguas agitadas del Caribe.
Durante tres días, autoridades locales,voluntarios y turistas unieron esfuerzos en labores de búsqueda por mar y tierra. La angustia terminó la tarde del miércoles, cuando turistas avistaron un cuerpo flotando cerca de la orilla. Elementos de Protección Civil y la policía turística acudieron al sitio y recuperaron el cadáver, el cual presentaba signos evidentes de haber sido parcialmente devorado. Aunque aún no existe un dictamen oficial, se sospecha que podría tratarse de un ataque de tiburones u otros animales marinos.

Alejandro no era un turista cualquiera. Estudiaba en el College for Creative Studies en Detroit, donde destacaba como artista, y trabajaba como barista en Germack Coffee, en el histórico Eastern Market. Sus amigos y familiares lo describen como un joven lleno de calidez, creatividad y, sobre todo, solidaridad, características que lo llevaron a dar su vida por salvar otra.
Medía 1,72 metros, tenía el cabello castaño claro y largo, ojos color café, y lucía tatuajes distintivos: un gato en el antebrazo izquierdo y un ramo de flores con hormigas en el derecho.
Ante la imposibilidad de que sus padres viajaran por falta de pasaportes, dos tías de Alejandro se trasladaron a Cancún para encargarse de los trámites legales. En paralelo, en Saginaw, su ciudad natal, se organizó una cena benéfica para recaudar fondos y su universidad ofreció apoyo emocional a los estudiantes afectados.

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Con el dinero recaudado, la familia de Alejandro podrá repatriar su cuerpo. Su madre expresó en un emotivo mensaje: “Dios respondió nuestras oraciones. Vamos a poder traer a nuestro bebé a casa”.
La muerte de Alejandro Cortés ha conmovido tanto a México como a Estados Unidos. Más allá de la tragedia, su historia destaca el valor, la empatía y la humanidad que lo definieron hasta su último aliento. Hoy, su memoria se mantiene viva entre quienes lo conocieron, como el joven artista, amigo leal y héroe que dio su vida por salvar otra.