Hace 20 años la Comuna 13 de Medellín estaba llena de militares, las balaceras eran el pan de cada día y esconderse bajo las camas o muebles era la única forma de intentar, de alguna manera, defenderse de lo que hoy conocemos como la Operación Orión.
Entre el 16 y el 18 de octubre de 2002 en esa zona de la ciudad se registraron, según las organizaciones sociales y de derechos humanos: 92 personas desaparecidas, 71 personas ejecutadas por paramilitares, 80 personas heridas, 17 personas ejecutadas por la fuerza pública, 12 personas torturadas y 370 personas privadas de la libertad de forma arbitraria.
Nelly del Carmen Vélez Correa, madre del seminarista Elkin de Jesús Ramírez Vélez, uno de los primeros muertos que dejó la Operación Orión, y a quien las autoridades de entonces catalogaron como miliciano, cuenta que para ella el tiempo parece que no ha pasado y espera que hechos como estos no vuelvan a ocurrir.
“Siento como si fuera la vez que nos pasó lo que nos pasó. Igual eso no se olvida, se revive todo. Espero que nunca más la Operación Orión se vuelva a repetir y termine la violencia en los barrios”, explica la mujer.
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20 años después, muchas de las familias víctimas aún no son reparadas y tampoco hay condenas por los hechos, por esa razón, mientras en el museo Casa de la Memoria recuerdan hoy a las víctimas con diferentes homenajes, familiares y organizaciones sociales piden la verdad, reparación y justicia.
El hecho aún se mantiene en la memoria de millones de colombianos, pues las muertes desde ese día han marcado la historia del país por la vulneración de los derechos humanos en la capital antioqueña.
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Las víctimas aún se encuentran en discusión con la JEP para que sean los encargados de esclarecer más a fondo lo sucedido esos fatídicos días en Medellín.
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