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Consuelo Castaño tiene 60 años, vive en el barrio La Playa de Caucasia, Antioquia, y como hace mucho no le tocaba, camina con sus sandalias por entre las aguas del río.
Cauca que inundaron su casa y su negocio. Teme por su salud y la de su familia.
Una situación similar viven Alba Irene Lobo y su hijo. Recorren descalzos las calles del sector la esperanza, después de lavar su ropa, esperando ayudas.
De acuerdo con Óscar Suárez, alcalde de esa localidad, por lo menos 14 mil afectados esperan la atención, que según el mandatario, “llega de a poco”.
En Nechí, también Bajo Cauca, 1.800 familias están afectadas por la creciente súbita del río Cauca.
Las calles que alguna vez fueron polvorientas en Nechí, ahora son verdaderos ríos. Con el agua hasta la cintura los habitantes de este poblado se cargan al hombro desde colchones, electrodomésticos y hasta animales como perros y cerdos, para recuperar lo poco que les dejó el desbordamiento del río que literalmente se le entró a las casas.
Mario Enrique Puerta es un lanchero del río Nechí, y asegura que están completamente incomunicados con el municipio de Caucasia.
La intensidad de las aguas rompió el dique e inundó 25 barrios, dos corregimientos y cuatro veredas de un solo golpe.
Unas 2 mil hectáreas de arroz se perdieron por completo porque, según el alcalde, Miguel Franco Menco, todo el municipio tiene “el agua al cuello”.
Aunque una comisión del Dapard visitó la localidad y halló la ruptura del terraplén, los nechianos piden obras de mitigación, más que ayudas humanitarias, para que en definitiva no los arrastre de nuevo la corriente, a una nueva emergencia por las lluvias.