La chunchurria más famosa de Medellín podría desaparecer
Tras años de reubicaciones por la construcción del tranvía de Ayacucho, venteros del barrio Buenos Aires siguen a la espera de una plazoleta que la administración municipal les prometió.
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La plazoleta gastronómica que la Alcaldía le prometió a los venteros de dulces y chunchurria en el barrio Buenos Aires se volvió una ilusión. Varios años de espera han pasado para ellos, luego de que la Alcaldía los reubicara para dejar libre el corredor por donde ahora pasa el tranvía.
Wilmar Quiroz, vendedor del puesto de chunchurria más famoso de Medellín y conocido como 'El Mocho', no encontró mayor problema en reubicarse, pues sabía que un nuevo lugar de venta con condiciones mejores llegaría como consecuencia de la construcción de la obra de transporte que hoy enorgullece a la ciudad.
Con una veintena de vendedores, lo trasladaron a un parqueadero unas cuadras más arriba y a medida que el proyecto iba creciendo Wilmar era de nuevo reubicado y así, tal como crecía la construcción, más lejos quedaba del lugar donde sus clientes lo frecuentaban.
De los 18 venteros solo quedan 3 en el lugar, el resto tuvo que cerrar sus negocios por la falta de ventas y al igual que Wilmar, siguen esperando la codiciada plazoleta donde les prometieron que tendrían mejores condiciones para trabajar. Son cerca de 5 años que han vivido de lo que pueden, porque no tienen más para donde irse.
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La situación ha sido tan crítica que algunos de ellos, por la falta de sostenimiento, han perdido a sus familias, incluso, el propio Wilmar.
Por su parte, la Empresa de Desarrollo Urbano de Medellín asegura que todo se ha tratado de un tema de legalización, ya que han tratado de adquirir el predio para vendérselo al municipio y de ahí iniciar la construcción.
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Andrés Uribe, subgerente de Operación Urbana e inmobiliaria de la EDU, agregó que ya están aprobados los diseños y que para finales de año el proyecto podría estar listo.
Wilmar continúa a la espera de un mejor lugar para atender la clientela que solía tener hace 6 años, cuando el proyecto del tranvía estaba apenas estaba en planos. Hoy, dice, lo ve pasar todos los días y a pesar de reconocer su importancia para la ciudad, no deja de pensar en que la mejor obra, le ha hecho el peor daño.
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