Se trata de una empleada pública que vive en Zipaquirá y a quien se le esfumó el dinero misteriosamente después de una transacción en un cajero.
“Un señor en la puerta estaba como esperando su turno. Le digo: ‘siga’. Voy a otro cajero y el señor sale y me dice que la cuenta está abierta y se percató de la clave”, dijo.
Agregó que no se dio cuenta que el hombre siempre permaneció en el lugar, mientras ella hacía la transacción.
Las autoridades recomiendan usar la transferencia o el cheque para evitar ser víctimas de los ladrones.