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Después de un trabajo realizado con la comunidad para recaudar dinero, el presbítero Jesús Emel González, párroco de la iglesia de San Antonio de Padua en el municipio de Ocaña, adquirió 24 jarrones en bronce para embellecer el templo durante las celebraciones de la Semana Santa.
Los elementos fueron guardados en la casa cural mientras se realizaban algunas adecuaciones internas. Sin embargo, los delincuentes conociendo la información y el valor comercial que podrían tener en una chatarrería, ingresaron por el techo del inmueble y hurtaron los jarrones.
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El sacerdote puso el caso en conocimiento de las autoridades para que emprendieran la búsqueda de estos elementos avaluados en 3 millones de pesos. Las investigaciones permitieron que los uniformados llegaran hasta un inmueble ubicado en el barrio Ciudadela Deportiva en donde ya habían sido chatarrizados los jarrones.
Sobre este caso las autoridades no reportaron capturas, pues el comprador había adquirido los jarrones en la dinámica comercial que emplea dentro de su negocio.
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