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No solo el dolor y el desconcierto, sino también preguntas sin respuesta, embargan a las familias de los jóvenes cesarenses Dubán Ovalle Quintero y Jorge Cantillo Martínez, quienes se convirtieron en dos de las víctimas del fatal accidente de una avioneta en Medellín.
Dubán y Jorge eran más que compañeros en el cantón militar de Chocó donde prestaban el servicio hace 10 meses. Los jóvenes de 18 y 20 años crecieron juntos como hermanos en el barrio Camilo Torres del municipio La Jagua de Ibirico, en Cesar, donde precisamente habían estado descansando junto a su familia días antes de su muerte.
“Ellos murieron ahí abrazados. Me imagino que abrazarse fue lo único que pudieron hacer en ese momento por el miedo que debieron sentir cuando veían que iban descendiendo e iban a morir allí”, expresó Víctor Ovalle, hermano de Dubán.
Los soldados habían aprovechado 15 días de vacaciones para visitar su pueblo natal, pero de regreso a su puesto militar perdieron la vida cuando la avioneta en la que viajaban de Medellín a Chocó se estrelló contra una casa de la capital antioqueña.
Esta es la segunda pérdida que sufre la familia Ovalle Quintero este año. Dubán era el tercero de seis hijos y hace ocho meses falleció una de sus hermanas, de 23 años, a causa de una enfermedad.
Para intentar darle una mejor vida a su madre, Dubán y su hermano mayor Víctor habían acordado trabajar por fuera del pueblo para ganar dinero y adquirir una casa propia, pero el sueño se esfumó en un abrir y cerrar de ojos.
“Él me llamó cuando estaba en el aeropuerto y hablamos de los planes que teníamos de comprarle la casa a mi mamá. Le di la bendición y como a la media hora me llamó un amigo del pueblo a decirme que se había accidentado mi hermano”, contó Víctor.
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Por el caso la Aeronáutica Civil abrió una investigación y con esto las familias de las víctimas esperan pronta respuesta sobre qué causó el accidente. Las víctimas reclaman que aún no reciben información ni siquiera sobre cómo se dará el traslado de sus seres queridos al Cesar, donde los esperan para darle sepultura.
“Aquí seguimos esperando, porque la verdad no nos dicen absolutamente nada y todo esto es una locura. No aceptamos que haya sucedido una cosa de estas”, expresó Víctor.
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