La tradicional ceremonia propone una conexión entre los Juegos de la Antigüedad, nacidos en Olimpia en el año 776 a.C., y los Juegos de la Modernidad. La llama se enciende, justamente, en las ruinas de la antigua Olimpia.
No obstante, "hay planes B e incluso planes C" que "preparamos en paralelo", añadió Emmanuel Macron, que ya había asegurado anteriormente que se estaban estudiando alternativas para la ceremonia de los Juegos Olímpicos.