Llane, de Piso 21 a convertirse en un referente del Llano y la cultura antioqueña
Lejos de buscar tendencias pasajeras, el exintegrante de Piso 21 asegura que su objetivo es preservar y proyectar el folclor hacia nuevas generaciones.
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Desde que decidió emprender su camino en solitario, Llane ha demostrado que su música no solo evoluciona en estilo, sino también en profundidad y conexión personal. A sus 35 años, el artista paisa ha dejado atrás la etapa de la boy band que lo lanzó al estrellato para abrazar una propuesta más íntima, marcada por la nostalgia, la familia y las memorias que forjaron su identidad artística. “Me siento feliz de que, después de todo este proceso, pueda volver a ser ese niño de diez años que cantaba en el restaurante de mi papá”, afirma.
Ese restaurante, propiedad de su familia, no fue solo el lugar donde descubrió su pasión por la música, sino también el escenario de los momentos más significativos —y duros— de su vida. Su padre, gran amante de la música llanera, le transmitió el gusto por el género después de conocerlo en el Ejército gracias a un amigo llanero. Allí, entre canciones, risas y encuentros familiares, Llane aprendió que la música podía unir corazones. Pero también fue en ese lugar donde vivió uno de los episodios más dolorosos de su vida: el asesinato de su padre. “Ese restaurante me dio amor, alegría, tristeza y duelo… y del sufrimiento nace el arte”, recuerda con honestidad.
Su más reciente sencillo, ¿Cómo no voy a decirlo?, es una prueba de ese regreso a casa. Inspirado en las guitarras que escuchaba en Medellín de camino a Llano Grande y en los grupos que amenizaban las tardes con arepa y queso, Llane ha creado un tema que combina el alma llanera con matices modernos. Incluso incluyó arreglos que evocan Llanero sí soy llanero, la canción favorita de su padre, como un guiño personal que lo acompaña en cada nota.
Lejos de buscar tendencias pasajeras, el exintegrante de Piso 21 asegura que su objetivo es preservar y proyectar el folclor hacia nuevas generaciones. Para ello, toma como referentes a artistas que lograron integrar la tradición en el pop, como Juanes o Carlos Vives. “No me estoy inventando nada nuevo, pero es muy honesto. Me encanta poder llevar estas raíces a otras partes del mundo sin miedo”, explica.
Con la experiencia acumulada en los años junto a Piso 21 y una madurez artística forjada en el escenario y en la vida, Llane siente que está en una etapa en la que su música es también un acto de gratitud. “La gente conecta con la música, pero más con la persona. Yo no soy perfecto, pero todo lo que hago viene del corazón. Agradezco a quienes me han apoyado siempre y espero que podamos seguir disfrutando de esta música juntos, en cualquier parte del mundo”, concluye.