La condena de 12 años de prisión domiciliaria contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez sigue sacudiendo al país. Este domingo 3 de agosto en Sala de Prensa Blue, el columnista Andrés Caro y el exfiscal general Alfonso Gómez Méndez coincidieron en que más allá de lo jurídico, el proceso abrió una nueva grieta en una Colombia ya dividida.
La frase que marcó el análisis fue pronunciada por Juan Roberto Vargas: “Por donde uno quiera coger esta olla caliente, se quema”. Y esa imagen fue la guía de una conversación que buscó entender no solo la legalidad de la sentencia, sino su profundo efecto en lo político y lo social.
Condena a Álvaro Uribe: un fallo histórico que no convence a todos
El juicio al expresidente Uribe, condenado por presunta manipulación de testigos, no logró cambiar percepciones previas. Como lo explicó Andrés Caro, “la gente llegó al proceso dividida: quienes creían que era culpable solo confirmaron su sesgo, y quienes lo consideraban inocente, hoy lo ven como víctima”. Esa división, advirtió, convierte este caso en un episodio más de un país que juzga no desde la ley, sino desde la creencia política.
Caro reconoció que la jueza intentó separar la justicia de la historia política, pero no lo logró completamente. “El juicio no cerró nada. Dejó una sensación de insatisfacción tanto para uribistas como para sus críticos”, aseguró.
Polarización política: el impacto de la condena de Uribe en Colombia
El exfiscal Alfonso Gómez Méndez aportó una mirada técnica: cuestionó la inclusión de pruebas que, según él, fueron obtenidas de manera irregular y criticó los excesos discursivos en la sentencia. Sin embargo, insistió en que debe respetarse la independencia judicial. “Se pudieron evitar algunas valoraciones innecesarias de la jueza. Pero esto es lo que pasa cuando hay justicia independiente”, dijo.
En lo político, ambos analistas coincidieron: el uribismo se reagrupa con una causa única, la defensa de su líder. Y mientras tanto, la campaña electoral se polariza más. “En lugar de pensar en 2032, vamos a seguir discutiendo sobre 2002”, lamentó Caro.
La frase del día resume el sentir general: “Esto no iba a traer paz, porque nadie estaba esperando el fallo para cambiar lo que ya creía”. Así, la justicia habló, pero el país sigue sin escucharse.