
Una floristería en Ucrania se convirtió en una fábrica de drones para matar, esto por la dura guerra en ese país. Esta floristería dejó de funcionar y, en vez de vender coloridas flores y hacer felices a las personas, se convirtió en un escenario de fabricación de drones que causan dolor y zozobra, pero que también funcionan como un mecanismo de defensa.
Esto se conoció por medio de una entrevista entregada a BBC NEWS, donde Kseiina Kalmus, dueña de la floristería, contó qué la motivó a cambiar de oficio y empezar a fabricar los drones.
Cabe destacar que los fabricantes son un grupo de voluntarios formados por Kseiina Kalmus, dentro de la floristería. Además, según comenta en la entrevista realizada por el medio, desde el día uno de la invasión a gran escala convirtió la floristería en una sede de voluntarios.

Esto, según indicó, con el fin de ayudar a las fuerzas armadas y civiles. También contó en la entrevista que se graduó de un curso de ingeniería en Kyiv y uno de entrenamiento piloto, después de eso reunió a la comunidad de voluntarios y comenzó con la fabricación.
Comenzaron realizando drones de 20 cm y 25 cm y, actualmente, producen drones de 33 cm.
¿Es difícil diseñarlos?
Según señaló la mujer, la creación de drones para ella no es difícil debido a que la impulsó el deseo de sobrevivir ella y su familia en medio de la guerra y que, en los últimos meses, ha ido más a funerales que a fiestas o reuniones con amigos.
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Por otro lado, indicó que la realización de estos dispositivos son fáciles, pero que es triste por la situación que vive en su país. Además, actualmente producen al menos 100 drones al mes y que son capaces de golpear varias cosas. "Lo golpean todo, desde antenas hasta trincheras", añadió.