El expresidente brasileño Jair Bolsonaro fue internado este lunes en una clínica en Orlando, Estados Unidos, por dolores abdominales, horas después de los actos antidemocráticos en Brasilia, reportó la prensa brasileña.
Bolsonaro, quien dejó Brasil a fin de diciembre y evitó así participar de la ceremonia de toma de posesión de su sucesor Luiz Inácio Lula da Silva, fue internado en el hospital AdventHealth Celebration, precisó el diario O Globo.
El exmandatario ultraderechista fue sometido a varias cirugías por dolores abdominales luego del atentado que sufrió en 2018, cuando fue apuñalado durante un mitin.
En uno de sus últimos mensajes públicos en Twitter el domingo, Bolsonaro rechazó cualquier vínculo con los actos golpistas en la capital que causaron destrozos en las sedes de los tres poderes.
¿Qué pasa en Brasil?
Desde Estados Unidos a China, pasando por la Unión Europea, Rusia y América Latina, numerosos países condenaron el asalto de simpatizantes del expresidente ultraderechista brasileño Jair Bolsonaro al Congreso, el Tribunal Supremo y el palacio presidencial, que algunos consideran un "intento de golpe de Estado" y "fascista", y expresaron su apoyo inquebrantable al mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
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El mismo papa Francisco lamentó el lunes "las tensiones" y "violencias" en varios países del continente americano atenazados por crisis políticas, entre ellos Brasil, donde bolsonaristas invadieron el domingo sedes del poder.
"Pienso en las numerosas crisis políticas en diversos países del continente americano, con su carga de tensiones y formas de violencia que agudizan los conflictos sociales", declaró Francisco en un discurso ante el cuerpo diplomático.
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"Pienso especialmente en lo que sucedió recientemente en Perú y en las últimas horas en Brasil",añadió. El sumo pontífice tachó de "preocupante" el "debilitamiento, en muchas partes del mundo, de la democracia".
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El domingo, miles de bolsonaristas traspasaron las barreras policiales y asaltaron en Brasilia el Congreso, el palacio presidencial y la corte suprema, destrozando ventanas y vandalizando oficinas.
Las autoridades brasileñas iniciaron rápidamente sus investigaciones, y el presidente izquierdistaLuiz Inácio Lula da Silva, que asumió el cargo el 1 de enero, prometió que "los golpistas" serán "castigados".
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