Pelea por un rayón entre dos carros terminó con un hombre muerto: “Lo volvería a hacer”
Joaquín Claudio Morales, un artesano del mármol en Puebla, México, protagonizó un altercado que cambió su vida para siempre.
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El 30 de abril de 2015, Joaquín Claudio Morales, un artesano de 28 años, se desplazaba con sus tres hijos por las calles de Puebla cuando su camioneta tuvo un leve roce con otro vehículo. Sin imaginarlo, ese incidente marcaría el inicio de un conflicto que lo dejaría con un disparo en el rostro, un mes en coma y una condena a 24 años de cárcel por homicidio, tentativa de homicidio y lesiones.
En entrevista con Conducta Delictiva, desde el reclusorio de San Miguel, Morales aseguró que el otro conductor, acompañado de sus dos hijos adultos, lo siguió hasta su vivienda. Según su testimonio, los tres hombres llegaron armados con un machete, piedras y navajas. "Intentaron meterse a mi casa donde estaban mis hijos y mi esposa. Yo solo traté de defender a mi familia", narró.
Morales afirma que corrió a su negocio, cercano a su casa, y tomó un arma calibre .22 que había comprado tras un robo anterior. Al regresar, se enfrentó con los agresores. Uno de ellos, el hombre de mayor edad, ingresó a su casa. Fue entonces cuando, según su relato, disparó en defensa propia.
“Yo no sabía usar armas, pero la compré por miedo. Nunca pensé llegar a usarla”, confesó.
El disparo terminó con la vida del hombre. Sus hijos lo retiraron del lugar mientras llegaban ambulancias y, poco después, patrullas de la Policía Estatal. Morales intentó escapar por la parte trasera de su casa, pero en la persecución fue alcanzado por los agentes. Uno de los policías, asegura, se resbaló y se disparó a sí mismo, mientras otro le apuntó y le disparó en el rostro.
“Estuve un mes en coma. Cuando desperté, no recordaba nada y me dijeron que estaba acusado de homicidio”, recordó. A raíz del impacto, perdió la audición de un oído y no puede cerrar uno de sus ojos, el cual debe mantener sellado con cinta adhesiva para dormir.
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El caso tomó otro giro cuando, según Morales, fue juzgado por un “juez que no existía”. Asegura que se enteró de su condena tiempo después de haber salido del coma. Su esposa también fue detenida durante unos días, acusada falsamente de haber agredido a los policías.
“No me siento orgulloso de lo que pasó, pero no puedo decir que no lo volvería a hacer si se tratara de defender a mi familia”, afirmó.
Desde la cárcel, asegura que aprendió de la experiencia. Si pudiera regresar en el tiempo, actuaría distinto: “Ya no reaccionaría igual. Hoy lo evitaría. No vale la pena perderlo todo por un mal momento”.
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