¿Quién está detrás del carro bomba en Guayaquil? A esto apuntan las autoridades
El gobernador de la provincia de Guayas dijo que políticamente se relacionan con el correismo.
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El estruendo sacudió la calma de Guayaquil la tarde del martes. A las 18:32, un vehículo cargado con explosivos detonó en la Avenida Joaquín Orrantia, una de las zonas comerciales más transitadas del norte de la ciudad. En cuestión de segundos, el fuego y la onda expansiva alteraron la rutina de cientos de ciudadanos que salían de sus oficinas o recorrían los locales del primer centro comercial de la urbe.
El gobernador del Guayas, Humberto Plazas, fue uno de los primeros en llegar al sitio. En entrevista con Mañanas Blu, con Néstor Morales, el funcionario aseguró que el atentado constituye un acto terrorista que busca alterar la estabilidad del país.
“A estas personas que han perpetrado esto los vamos a buscar debajo de las piedras… se han metido con el Estado ecuatoriano y van a pagar por terrorismo”, afirmó.
El atentado dejó como saldo la muerte de un taxista que grababa el incendio del vehículo en el momento de la explosión. La onda expansiva lo alcanzó de lleno, según confirmaron las autoridades. Además, varias personas resultaron heridas y fueron atendidas por el Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, cuyo jefe reportó que se realizaron detonaciones controladas para neutralizar otros explosivos encontrados en la zona.
“Hay otro vehículo con explosivos que será detonado de manera controlada. Esperamos dejar limpio el sitio y retomar las actividades”, informó el primer jefe de bomberos, quien pidió calma a la ciudadanía.
Durante la entrevista, el gobernador Plazas reveló que el atentado podría estar relacionado con operativos militares contra la minería ilegal realizados el mismo día en la provincia de Imbabura, en el norte del país. “Tenemos indicios que nos permiten afirmar que este acto terrorista está directamente ligado con la acción de las Fuerzas Armadas en contra de actividades de minería ilegal en Imbabura”, señaló el funcionario.
Según las autoridades, esta coincidencia temporal —entre los operativos y el atentado— sugiere la participación de grupos de delincuencia organizada afectados por las recientes intervenciones. Estos grupos, con fuerte presencia en la frontera norte, tendrían capacidad logística y armamentística suficiente para perpetrar ataques de esta magnitud.
Plazas fue más allá al afirmar que existe una “coincidencia de intereses” entre la delincuencia organizada y sectores políticos que se oponen a las reformas impulsadas por el presidente Daniel Noboa. Sin acusar directamente al correísmo, el gobernador sostuvo que “los intereses políticos de estos grupos criminales coinciden con los del correísmo y de ciertos sectores indígenas radicalizados”.
De acuerdo con el funcionario, los grupos contrarios al Gobierno buscan impedir los cambios constitucionales y legales propuestos por el actual presidente, los cuales —asegura— fortalecerían la capacidad del Estado para combatir el narcotráfico y la minería ilegal.
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Las autoridades ecuatorianas no descartan la participación de organizaciones criminales transnacionales. Plazas reconoció que existen nexos históricos entre las disidencias de las FARC y las redes de narcotráfico que operan en Ecuador. “Siempre ha habido relación entre las FARC y el crimen organizado del Ecuador. Hoy estos grupos tienen autonomía y una capacidad de acción importante. Guayaquil se ha transformado en el hub de la droga”, advirtió el gobernador.
Aunque evitó confirmar la implicación directa de estas disidencias en el atentado, sí admitió que manejan información sensible que por ahora permanece en reserva. La Policía Nacional y las Fuerzas Armadas mantienen la investigación abierta, mientras continúan los operativos de control en Guayas e Imbabura.
El gobierno ecuatoriano declaró alerta de seguridad nacional y reforzó la vigilancia en puntos estratégicos del país. La explosión, ocurrida frente a edificios vinculados a la familia del presidente Novoa, ha incrementado las sospechas sobre un posible mensaje político detrás del ataque.
El presidente, desde Quito, condenó el atentado y reiteró su compromiso de “recuperar el control del territorio y restablecer la paz”.
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Entretanto, la ciudadanía de Guayaquil intenta recuperar la normalidad entre el miedo y la incertidumbre. Las imágenes del coche bomba ardiendo en plena avenida se han convertido en símbolo del desafío que enfrenta Ecuador: una lucha abierta contra el crimen organizado y los intereses que buscan desestabilizar al Estado.