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José Manuel Vivanco, director para las américas de Human Rigth Watch, señaló que con la muerte de Fidel Castro no se presentarán cambios significativos en Cuba, y que este hecho solo significa el cierre de un ciclo en la historia de ese país.
“Fue una figura muy importante en el Siglo XX y ha generado, hasta el día de su muerte, una enorme controversia. Lo pintan como un héroe y para la derecha es exactamente lo contrario, el enemigo número uno del capitalismo”, dijo Vivanco.
“Creo que Fidel pasará a la historia como un caudillo, como un líder político que acumuló todo el poder en sus manos, que gobernó Cuba durante varias décadas con una mano represiva muy dura un régimen que negó sistemáticamente la existencia de los derechos básicos y las necesidades primarias”, agregó.
Vivanco señaló que el padre de la revolución aunque generó progresos en materia de alfabetización y acceso a un sistema de salud, pero provocó graves deficiencias en materia de libertades públicas y Derechos Humanos.
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“Con la muerte de Fidel no veo cambios significativos en cuba, Raúl Castro ha mantenido su mandato en 8 años, ha habido algunas mejorías, pero los cambios no son realmente sustanciales y existe aún en Cuba un régimen político que impide el ejercicio de libertades y derechos básicos”, dijo Vivanco.
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Frente a lo que viene para las relaciones entre Cuba y Estados Unidos tras la muerte de Castro y la elección de Donald Trump, Vivanco aseguró que la idea del nuevo presidente de los Estados Unidos de echar para atrás los avances logrados entre los gobiernos de Obama y Castro, seguirá fortaleciendo el aislamiento de la isla ante el mundo.
“Esa política que ha sido impuesta desde Washington es la que le ha permitido a régimen expresarse como una víctima a nivel global de la persecución de Estados Unidos, ha sido muy difícil para democracias latinoamericanas o europeas exigir un cambio”, señala Vivanco.
“Si Trump decide revertir la política diplomática de Washington hacia Cuba o ir más lejos en este ámbito, creo que volvemos a esa vieja reacción, al viejo modelo donde desde Washington le impone a Cuba una política de aislamiento donde Cuba se presenta como víctima y el resto de democracias no se atreven a mover un dedo para exigir lo contrario (…)Trump no va a tener los grados de racionalidad de Obama”, dijo el director de HRW.
Por último señaló que “para que en Cuba se produzcan progresos se requiere de una presión global, internacional y multilateral que le permita a la comunidad internacional exigir a ese régimen elecciones libres, libertad de expresión, como en cualquier otro sitio en América latina”.
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