El refugio más grande del interior del país recibe a unos 200 caminantes diariamente y se convierte en el resguardo de quienes soportan las bajas temperaturas boyacenses.
“Somos una familia de 20 personas, incluyendo los niños. Venimos del estado Valera, en Venezuela, y partimos desde Cúcuta el lunes. El camino fue difícil; me vine porque estuve una semana comiendo yuca con sal con mis hijas y creo que esto es injusto con ellas”, cuenta una familia que llegó a la ciudad de Tunja, tras varios días de estar en la zona fronteriza entre Colombia y Ecuador.
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