¿Cómo formar a los niños, niñas y jóvenes hoy? Es la pregunta que se hacen maestros y padres de familia en medio de todos los cambios que vive la sociedad de la información y de la
Hay que brindar espacios para el desarrollo de la libertad, de la autonomía sana, y dejar que cada uno desde su singularidad se realice. Creo que es precisamente allí donde está el debate, y claramente no es fácil resolverlo porque las ideas, experiencias y argumentos son muy complejos, así como lo es el ser humano mismo.
Creo que se requiere una educación que sepa alimentar la creatividad de los estudiantes y posibilite que cada uno sea lo que en libertad desee ser. Pero también creo que tienen que haber límites claros. No se trata de creer que criar y educar es dejar hacer lo que a los menores les parezca, sin ningún tipo de sanciones o corrección. Ni mucho menos creer que hay que educarlos como si fueran a vivir en el siglo XVIII.
Necesitamos referentes con autoridad, capaces de dar ejemplo de aquello que exigen, y de argumentar clara y elocuentemente esas exigencias y los límites; referentes que sean provocadores de retos que animen a los jóvenes; que estén conectados emocionalmente con los estudiantes porque conocen el mundo en el que ellos viven, juegan y se relacionan.
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Si lo que enseñan no es atractivo, entonces no pueden quejarse de que los alumnos lo desprecien. Soy docente porque tuve docentes que me mostraron que era apasionante y realizador serlo. Si no se le pone pasión a la enseñanza, si no hay un proceso que inspire y motive a los alumnos, vamos a seguir en esta sociedad donde los jóvenes sueñan con ser influencers, ya que este oficio parece ser más atractivo en todos los aspectos.