Para los creyentes. las celebraciones de Semana Santa son fundamentales, porque en ellas celebramos el núcleo de la fe cristiana: la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. A través de eucaristías, procesiones, viacrucis y otros actos de piedad, conmemoramos los acontecimientos centrales de la fe. Así renovamos la adhesión a la propuesta existencial del Hijo de María y aseguramos una praxis marcada por el amor, el servicio, el perdón y la fraternidad.
Este año, como el pasado, por la pandemia la celebraremos bajo condiciones especiales. La opción de fe es por cuidar y defender la vida, luego, es apenas coherente asumir las medidas de bioseguridad para impedir el contagio y privilegiar la vida. No importa que otros no cumplan, nosotros como creyentes tenemos que evitar aglomeraciones y acciones que nos pongan en riesgo. Entiendo la importancia religiosa y cultural que tienen actividades como las procesiones que se realizan, por ejemplo, en Popayán y en cada una de nuestras ciudades, pero es momento de centrarnos en las acciones litúrgicas de la cena del Señor del Jueves Santo, la pasión del Señor del viernes y la Vigilia Pascual del sábado.
Teniendo presentes las medidas de los obispos sobre no realizar celebraciones litúrgicas en lugares cerrados y buscar la previa autorizaron para las actividades que se realizarán a cielo abierto. De hecho, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, dio posibilidad a los párrocos de celebrar en el día varias veces la misma liturgia, ya que según él: “así, por ejemplo, de manera excepcional se podrán tener dos o más vigilias pascuales, al igual que la celebración de la pasión y muerte del Señor y la misa de la cena del Señor”.
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Vivo la vida en clave de Dios y entiendo todo lo que sucede desde mi relación con Él, y veo esto como una oportunidad para renovar nuestra participación en la liturgia. Esperemos que este esfuerzo de los creyentes sea acompañado por la decisión de los demás ciudadanos de no hacer aglomeraciones ni ser irresponsables. Ningún sentido tendría que estas privaciones sólo fueran para las manifestaciones comunitarias de la fe. Todos debemos tener cuidado, evitar multitudes y cumplir las medidas de bioseguridad. La fe se celebra y se vive diariamente.
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Escuche aquí la opinión de Alberto Linero en Mañanas BLU:
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