Los homenajes tienen sentido si las personas están presentes y pueden sentir el reconocimiento

Gabriel Rolón cuenta que un día escuchó a la poeta Eladia Blázquez decir que no le importaría que después de su muerte bautizaran una plaza con su nombre. Que la haría más feliz que lo hicieran hoy, mientras ella pudiera presenciarlo. Es decir, algunos homenajes tienen sentido si las personas están presentes y pueden sentir el reconocimiento de sus contemporáneos.Creo en el valor de los homenajes, en el esfuerzo por mantener en la memoria de los pueblos a las personas que se han destacado por sus valores y acciones. En una sociedad marcada por el desprecio hacia el otro y la hipercítica que todo lo destruye, es importante destacar personas y presentarlas como referentes para que otros puedan orientarse en la aventura de vivir.Nadie es perfecto ni absoluto. Todos los seres humanos somos fruto de elecciones marcadas por los contextos en los que vivimos, y está claro que siempre somos tributarios de la época en la que existimos. Pero también es cierto que algunos son testimonios de coherencia, superación y lucha que sobresalen entre los demás. Esos pueden presentarse como testigos y señales del camino que hay que seguir. Me da miedo que esa actitud iconoclasta de algunos nos deje sin poder admirar a nadie y nos hunda en la creencia de que todo está mal y que los humanos no merecemos ningún tipo de reconocimiento.Digo esto pensando en la afirmación del alcalde de Barranquilla, quien proponía hacerle una estatua a Sofía Vergara en el malecón, cerca de la que ya se tiene de Shakira. Ellas son dos mujeres que, desde su humanidad, han sido estandartes de algunos valores que merecen ser resaltados. No son perfectas, pero sí personas que han vencido las adversidades y han tenido un camino exitoso.No se trata de asumirlas como modelos de vida, sino de reconocer que se puede salir adelante, que se pueden vencer las dificultades y realizarse a partir de los talentos que se tienen.