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No se puede pretender ser feliz si la vida está cargada de odio

Sin buenos vínculos, por muy genio que seas, no vas a ser feliz ni vas a lograr tus objetivos personales. Cuidar los vínculos es ser humilde en reconocer que solo no podemos.

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Alberto Linero
Foto: Blu Radio

La felicidad depende de la calidad de las relaciones interpersonales que se tienen. No se puede pretender ser feliz si la vida está cargada de odio, de ansias de venganza, de desconfianza y de envidia por los demás. Lo cual significa que en todas las dimensiones de la vida hay que cuidar los vínculos que establecemos. Cuidarlos significa, por lo menos, tres actitudes concretas:

Respeto, es decir, reconocer las diferencias y entender que ellas no nos hacen superiores o inferiores a nadie; es reconocer a los otros tan valiosos como lo somos nosotros, así tengan opciones de vida distintas. Cuando pretendo obligar al otro a que piense como yo, lo único que consigo es agriar la relación y generar conflictos innecesarios.

Expresar lo que valoramos de esas personas. A veces creemos que no hay necesidad de hacer explícito el afecto, el reconocimiento de los otros, lo cual es un error, ya que los vínculos se alimentan de esas manifestaciones de afecto, de valor, de solidaridad. Se requiere hacerle sentir al otro que sabemos de su importancia en nuestra vida y de lo que aporta a nuestro proyecto de vida. Hay que evitar que la soberbia nos haga creer que podemos solos y que los otros pueden no estar.

Ser honestos y decir "mirando a los ojos" lo que creemos está mal y no está funcionando. Sin insultos, sin generalizaciones, sin creer que hacer al otro culpable nos hace más efectivos en la búsqueda de nuestros objetivos. No hay que ser lambones ni destructores con aquellos con los que estamos vinculados afectiva, laboral o fraternalmente. Tampoco dejarse llevar por el impulso de ira y desbaratar las redes que hemos establecido con los demás.

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Esto se tiene que aplicar en todas las dimensiones de la vida: la de pareja, la familiar, la laboral. Sin buenos vínculos, por muy genio que seas, no vas a ser feliz ni vas a lograr tus objetivos personales así sean muy trascendentales. Cuidar los vínculos es ser humilde en reconocer que solo no podemos.

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