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Recemos por Lucas Villa, pidamos ese milagro que parece imposible: Alberto Linero

La alegría de Lucas Villa, su baile, sus gestos de paz, su firmeza para denunciar y su esperanza, enuncian esos valores que requerimos para construir una mejor sociedad.

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Alberto Linero

En él están representados muchos jóvenes inconformes con la exclusión, la pobreza y la falta de oportunidades que vive nuestro país. Su decisión de protestar pacíficamente contra todas esas dinámicas que marginan y hunden en la miseria, expresa el valor de nuestra juventud que no está dispuesta a seguir viviendo de esa manera. Su alegría, su baile, sus gestos de paz, su firmeza para denunciar y su esperanza, enuncian esos valores que requerimos para construir una mejor sociedad.

Hablo de Lucas Villa, una víctima de esa violencia que parece definirnos como sociedad y que nos hunde en la miseria del salvajismo. No podemos acostumbrarnos a ella, ni a los caines que hemos formado desde nuestro odio, venganza y rencor. Todos tenemos que rechazar este tipo de situaciones. Nada las justifica. Pero no basta con ello, hay que apoyar esa inconformidad y luchar porque no se quede en la quimera de algún proyecto político, sino que se traduzca en estructuras reales que garanticen equidad y justicia.

Me da miedo que estos sacrificios, que estas dolorosas situaciones, se vuelvan parte del paisaje y no sean semillas que germinen. Pero eso depende de nosotros los ciudadanos. Me preocupa que no hayamos aprendido de la historia reciente, que nos ha dejado heridas que no cicatrizan, y sigamos creyendo que podemos disponer de la vida de los otros por cualquiera razón.

Me niego a que todo tenga que terminar en tiros, saqueos, golpes, heridas, muertes. Somos más que eso. Confío en que podemos ponernos de acuerdo y entendernos. No podemos seguir matándonos como si no supiéramos amar, como si no pudiéramos descubrir al otro como un hermano que nos necesita. Al estado hay que exigirle que ponga en práctica los valores que dicen tener, no esperamos nunca abusos ni excesos en la fuerza, creemos que son capaces de actuar honestamente.

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He rezado por Lucas pidiendo ese milagro que parece imposible, pero soy creyente en el poder del amor y también he rezado por las demás víctimas, por los jóvenes que han perecido por culpa de los que creen que la violencia lo resuelve todo. Y no me quieran atrapar en justificaciones ideológicas, a mí me duelen todos.

Creo en la no-violencia que me enseñó mi Maestro Jesús de Nazaret, y creo también que es posible que tengamos mejores condiciones desde el diálogo, la argumentación, el respeto y las decisiones consensuadas. Como diría, un amigo, Beto Vargas: “Nadie que actúe como ellos podrá probarles lo equivocados que están. No lo olvidemos.

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Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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