En las últimas semanas se ha visto una dinámica de división de puertas para afuera inusual en el Centro Democrático. Se sabe que parte de su fortaleza política ha sido fruto de la disciplina doctrinaria, la unidad y la obediencia al caudillo. Como lo dijo María Fernanda Cabal hace unos días en un Space de Twitter: “Sabemos que somos un partido caudillista y tenemos claro hace tiempo qué nos gusta y qué no”. El liderazgo de Uribe nunca ha estado en duda, al menos, hasta ahora.
Pero las declaraciones y peleas que se han ventilado en medios en estos días nos dan pistas de un pulso entre facciones al interior del partido: una cercana al Gobierno y otra uribista “pura sangre”. Hay congresistas del Centro Democrático que consideran que después de las elecciones del 2022 el liderazgo natural del partido debería recaer en Iván Duque.
El sector más uribista está molesto con que eso se plantee. Están convencidos de que el liderazgo de Uribe es incuestionable y creen que el Gobierno, en algunos temas, se ha alejado bastante de la doctrina uribista. En ese fuego cruzado salió sacrificada la precandidatura de Edward Rodríguez.
¿Tendrá algo que ver eso con esta división de facciones o efectivamente el Comité de Ética encontró razones de peso para no darle el aval? No hay ninguna prueba de eso, pero el representante Rodríguez, como lo afirmó en entrevista con Mañanas BLU, cuando Colombia está al aire, cree que le han cobrado en el partido su defensa y respaldo al presidente Iván Duque.
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En este informe se revela pistas de lo que está pasando al interior del Centro Democrático de cara a las elecciones del 2022. ¿Quién será el líder del partido después de las elecciones?
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