Arrojar la capa es un acto aparentemente simple, pero tiene una profundidad espiritual poderosa. La capa representaba la identidad de Bartimeo como mendigo y ciego. Era lo que lo etiquetaba ante los demás, pero cuando Jesús lo llamó, él decidió dejar atrás todo lo que lo ataba a su pasado, creyendo por fe que su vida cambiaría, según enseñó el pastor César Castellanos.
Castellanos explicó que muchos están junto al camino, como Bartimeo, pero no en el camino. Asisten a reuniones, piden oración, cantan alabanzas, pero no han dado el paso decisivo de entregar el corazón por completo. “Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Estar en el camino implica compromiso, transformación y obediencia.
Castellanos destacó cómo Bartimeo clamó sin temor: “Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí” (Marcos 10:47), a pesar de que otros quisieron hacerlo callar. Pero Jesús lo escuchó y lo mandó a llamar. En ese momento, el mensaje fue claro: “Ten confianza, levántate, te llama” (Marcos 10:49). Una invitación a despertar espiritualmente.
Jesús le preguntó a Bartimeo “¿Qué quieres que te haga?”, y él respondió “Maestro, que recobre la vista” (Marcos 10:51). No pidió riquezas, ni posición social, sino lo esencial, visión.
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