Un doloroso adiós: se cierra La Puerta Falsa, el restaurante más antiguo del país

La Puerta Falsa, el restaurante más antiguo del país e ícono de la gastronomía bogotana, cerró sus puertas por la crisis económica desatada por el coronavirus.En diálogo con Mañanas BLU, Carlos Sabogal, de 84 años, propietario del tradicional e histórico restaurante, lamentó la dura decisión que tuvieron que tomar y aseguró que esperan regresar más pronto que tarde a atender a sus fieles clientes.“El cierre es momentáneo, así como cuando tuvimos un incendio en el año 2002 (…) Tenemos que ser muy juiciosos con las determinaciones del Gobierno, cuando nos den vía libre para abrir, de manera inmediata lo haremos”, indicó el dueño del restaurante fundado en 1816.Sabogal dijo que, lastimosamente, tuvo que liquidar a todos sus trabajadores y decirles, con el dolor de su alma, que las puertas del restaurante se cerraban de manera indefinida.“Tuvimos que liquidar a los trabajadores, no solo por las necesidades propias del ejercicio del trabajo, sino por los requerimientos de ellos con respecto a una capacidad de disponibilidad de dinero”, manifestó.Agregó que la liquidación fue de mutuo acuerdo y con el compromiso de volver como el equipo de trabajo que ha atendido a la tradición bogotana por años, cuando el aval del Gobierno así lo permita.¿Por qué no a los domicilios? Don Carlos, que pertenece a la sexta generación dueña del icónico lugar, aseguró que no han intentado la opción de los domicilios por respeto a la clientela y por conservar la presentación de los platos que por años han consumido los clientes. Además, por conservar la imagen del restaurante.“No hemos intentado el domicilio por respeto a la clientela. El respeto a la clientela implica, para nosotros, un buen saludo y brindar la calidad que hace que el cliente regrese. Hablamos de gusto y calidad y nosotros no tenemos la práctica y la disciplina para prestar el servicio a domicilio”, aseguró.Habrá séptima y octava generaciónEn Mañanas BLU, don Carlos subrayó que sus hijos y nietos, por amor y no por negocio, continuarán con el legado del restaurante, manteniendo siempre los valores propios del lugar y teniendo como símbolo el excelente servicio al cliente y el amor por lo que hacen y no por la registradora.*En diálogo con Mañanas BLU: