Una fuerte polémica se despertó luego de que el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, revelara que en la Universidad de Antioquia hay estudiantes que llevan hasta 39 semestres.Incluso, se puso en duda el objetivo de estas personas que llevan tanto tiempo y aún no logran obtener su grado. “Me temo que aquí podría estar los que van a la universidad a cosas diferentes a estudiar”, señaló el mandatario.
Mañanas Blu, con Néstor Morales, consultó al rector de la Universidad de Antioquia, Jairo Arboleda, quien reiteró que sí es posible que a un estudiante le tome tanto tiempo terminar una carrera y no por ello signifique que tenga vínculos de dudosa procedencia o vaya a la institución a algo diferente que a estudiar.
Por las condiciones socioeconómicas de nuestros estudiantes no pueden dedicarse exclusivamente a estudiar. Las universidades, en general, fueron diseñadas para tener estudiantes casi que dedicación exclusiva. Pero la realidad de los últimos tiempos ha hecho que nosotros tengamos trabajadores que estudien. Y esos trabajadores que estudian también tienen posibilidades de matricular menos créditos
Y es que, en ese sentido, explicó que, en promedio, se necesitan de 200 créditos para completar una carrera y hay estudiantes que solo pueden realizar ocho créditos por semestre, lo que daría un total de 25 semestres para obtener el título universitario.
“En promedio, para graduarse en la universidad de cualquiera de los programas se requieren doscientos créditos. A tasas de ocho créditos por semestre, estamos hablando de dieciséis créditos en el año. En diez años tendría 160 y todavía le faltarían semestres”, agregó el rector Arboleda.
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Es por esto que el rector destacó que detrás de cada estudiante que lleva mucho tiempo en la universidad hay una historia, sumado a que es una institución diversa, donde “hay indígenas, hay palenqueros, hay raizales, hay desplazados por la violencia, víctimas del conflicto y madres cabeza de familia”.
En específico, hablando del estudiante que lleva 39 semestres, el rector explicó que se trata de una persona que por semestre inscribía máximo dos asignaturas y que tuvo “que cancelar su matrícula por distintas razones”, que fueron evaluadas por los consejos de facultad, que son el primer filtro y que, además, logró después de ese tiempo graduarse como profesional. “Esas son las historias que hay detrás”, sentenció.
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