Nelson cuenta que en 2008, siendo soldado profesional del Ejército en Caquetá, una mina antipersonal amputó su pierna derecha. Tras el siniestro estuvo un año recuperándose continuando en las filas del Ejército, pero transcurrido ese tiempo tuvo que pedir la baja pues “por discapacidad física no se puede ejercer la profesión”.
En ese momento inició su proyecto de vida: “enfocado al deporte, he participado en dos Juegos Nacionales en Tenis de mesa, uno en Cali y otro en Cúcuta; además de enfocarme en el estudio, soy técnico de sistemas en mantenimiento”.
Sobre cómo asimiló su situación, Nelson comenta que en casos así la vida se puede ver de dos formas: “Primero la que la gente ve, como no lo han vivido no saben la magnitud de las cosas. La otra cara de la moneda es ver, si ya te pasó cómo lo superas. Eso es lo que yo busqué”.
Desde el principio, Nelson tuvo ayuda psicosocial brindada por el Batallón de sanidad del Ejército, “pero más que una ayuda psicológica es el corazón el que lo impulsa a superar estas barreras (…) creo que lo que más lo impulsa a uno a salir adelante es la familia, creo que es lo primordial”.
“Dentro de ese batallón uno no ve solo su caso, ve muchos. Creo que eso fue lo que me cambió la percepción de las cosas, pues cuando quedé mutilado pensaba ‘¿por qué yo?’. El golpe de conciencia es duro y el duelo rompe corazón y cabeza, pero uno ve casos extremos”, añadió.
Nelson añade que 19 años atrás perdió un tío como soldado voluntario un 4 de febrero durante combates en san Juanito, Meta. “Ese golpe para la familia fue muy duro y fue un ejemplo hacia mí para que siguiera defendiendo los derechos de las personas. La historia de mi tío es un orgullo para mi familia y a mí me inspiró”.