Según la psicología, stalkear en redes sociales se ha convertido en casi un "deporte mental" porque activa varias áreas del cerebro relacionadas con la curiosidad, la búsqueda de información, la comparación social y el análisis estratégico.
Pero en la era digital, donde gran parte de la vida social, profesional y emocional se desarrolla en internet, las redes sociales se han convertido en un espacio de exposición constante. Stalkear que quiere decir, observar de manera repetitiva y a veces obsesiva los perfiles de otros usuarios, puede parecer una actividad inofensiva o incluso divertida. Sin embargo, cuando este hábito se vuelve recurrente o emocionalmente cargado, puede traer consecuencias negativas tanto para la salud mental como para las relaciones interpersonales.
Por otro lado, aunque puede satisfacer temporalmente la curiosidad o brindar una sensación de control, el stalkeo también alimenta patrones poco saludables como la comparación constante, el pensamiento obsesivo, la idealización de otras vidas y la pérdida de conexión con el presente. Además, el tiempo y la energía dedicados a "espiar" a otros suelen afectar la autoestima, la productividad y, en algunos casos, pueden llevar a comportamientos de acoso.
Cabe destacar que, aunque stalkear es una práctica socialmente normalizada en el entorno digital actual, es importante reconocer sus riesgos para no caer en dinámicas que afecten el bienestar emocional.
Según la psicóloga y terapeuta Annabel Clavelina: "A veces la necesidad de saber sobre la vida de la otra persona te lleva a stolkear. El efecto más importante de stolkear crónicamente es que de una obsesión se vuelva una adicción y vamos a tener repercusiones mentales, psicológicas y emocionales".
Otro estudio realizado en adultos jóvenes de Estados Unidos, encontró que los usuarios ocasionales de las redes sociales tienen tres veces menos probabilidades de experimentar síntomas de depresión que los usuarios que pasan más tiempo en línea.