
Evangelio de hoy: 15 de enero de 2023
Conozca el evangelio y la palabra de Dios de este lunes, 15 de enero.

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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,18-22):
En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús: «Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?»
Jesús les contestó: «¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día sí que ayunarán. Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos.»
Palabra del Señor
Lectura del primer libro de Samuel (15,16-23):
Reflexión
Este pasaje del evangelio según san Marcos (2,18-22) es un mensaje profundo sobre la importancia del tiempo y la adecuación de las prácticas espirituales. Jesús responde a la pregunta sobre el ayuno de sus discípulos comparándolos con los amigos del novio. En ese momento, la presencia de Jesús entre ellos es motivo de gozo y celebración, no de luto y ayuno.
Esta enseñanza nos invita a reflexionar sobre la temporada espiritual en la que nos encontramos. Hay momentos de alegría y cercanía con el Señor, momentos en los que experimentamos su gracia de manera especial. Durante estos períodos, es apropiado disfrutar de la comunión con Dios y vivir en la plenitud de su amor. En lugar de centrarnos en prácticas ascéticas, debemos abrir nuestros corazones a la celebración de la presencia viva de Cristo en nuestras vidas.
Sin embargo, Jesús también advierte sobre la necesidad de prepararnos para los tiempos de prueba y dificultad que vendrán. Habrá momentos en los que la presencia tangible de Dios no sea tan evidente, y en esos momentos, el ayuno y la penitencia pueden convertirse en medios valiosos para acercarnos a Él. Es como el parche nuevo en un manto pasado o el vino nuevo en odres nuevos; debemos adaptarnos y renovarnos espiritualmente para recibir y retener la gracia de Dios de manera efectiva.
La lección principal aquí es la sabiduría de discernir el tiempo y la temporada espiritual en la que nos encontramos. Saber cuándo regocijarnos en la presencia viva de Dios y cuándo prepararnos y fortalecernos para enfrentar las pruebas. En última instancia, este pasaje nos anima a ser sensibles al Espíritu Santo, que nos guía en nuestra vida espiritual, y a estar abiertos a la transformación continua que Dios quiere realizar en nosotros.
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