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Evangelio de hoy: 8 de febrero de 2024

Conozca el evangelio y la palabra de Dios de este jueves, 8 de febrero

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Blu Radio - AFP
Imagen de referencia / Foto: AFP

Evangelio del día


Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,24-30):
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Se alojó en una casa, procurando pasar desapercibido, pero no lo consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. La mujer era griega, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
Él le dijo: «Deja que coman primero los hijos. No está bien echarles a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella replicó: «Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.»
Él le contestó: «Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija». Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.
Palabra del Señor

Lectura del día


Lectura del primer libro de los Reyes (11,4-13):
Cuando el rey Salomón llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras dioses extranjeros; su corazón ya no perteneció por entero al Señor como el corazón de David, su padre. Salomónón siguió a Astarté, diosa de los fenicios, y a Malcón, ídolo de los amonitas. Hizo lo que el Señor reprueba; no siguió plenamente al Señor como su padre David. Entonces construyó una ermita a Camós, ídolo de Moab, en el monte que se alza frente a Jerusalén, y a Malcón, ídolo de los amonitas. Hizo otro tanto para sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y sacrificaban en honor de sus dioses. El Señor se encolerizó contra Salomón, porque había desviado su corazón del Señor Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y que precisamente le había prohibido seguir a dioses extranjeros; pero Salomón no cumplió esta orden.
Entonces el Señor le dijo: «Por haberle portado así conmigo, siendo infiel al pacto y a los mandatos que te di, te voy a arrancar el reino de las manos para dárselo a un siervo tuyo. No lo haré mientras vivas, en consideración a tu padre David; se lo arrancaré de la mano a tu hijo. Y ni siquiera le arrancaré todo el reino; dejaré a tu hijo una tribu, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, mi ciudad elegida.»
Palabra de Dios

Reflexión


El pasaje del evangelio según san Marcos que acabamos de leer nos presenta un encuentro muy particular entre Jesús y una mujer griega, una fenicia de Siria, cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro. Este relato nos invita a reflexionar sobre varios aspectos importantes.

En primer lugar, podemos destacar la actitud perseverante y valiente de esta mujer. A pesar de no ser parte del pueblo judío y de encontrarse con una barrera cultural y religiosa, no duda en acudir a Jesús en busca de ayuda para su hija. Su fe y determinación son admirables, y nos recuerdan que el amor de una madre por su hijo puede traspasar cualquier obstáculo.

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Por otro lado, la respuesta inicial de Jesús puede resultar desconcertante a primera vista. Al decir que primero es necesario alimentar a los hijos y no a los perros, parece poner a prueba la fe y la perseverancia de esta mujer. Sin embargo, su respuesta humilde y llena de fe nos revela una gran lección: la importancia de la humildad y la confianza en Dios.

La mujer no se desanima ni se ofende por las palabras de Jesús, sino que muestra una profunda humildad al aceptar su comparación y reconocer su lugar. Su respuesta ingeniosa, comparando la situación con las migajas que los perros recogen debajo de la mesa, revela su profunda fe en el poder de Jesús para sanar a su hija.

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Finalmente, la reacción de Jesús ante la fe de esta mujer es verdaderamente conmovedora. Reconoce su fe y su humildad, y le concede lo que ha pedido: la liberación de su hija del demonio. Esta historia nos enseña que no importa quiénes seamos o de dónde vengamos, si acudimos a Jesús con fe y humildad, podemos encontrar sanación y liberación.

En resumen, el encuentro entre Jesús y la mujer fenicia nos invita a reflexionar sobre la importancia de la fe, la perseverancia y la humildad en nuestra relación con Dios. Nos recuerda que, incluso en medio de las pruebas y los desafíos, podemos confiar en el poder y la misericordia de Jesús para guiarnos y sanarnos.

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