En su nuevo libro 'La Iglesia que me tocó', Beto Vargas se propone algo incómodo pero necesario: abrir conversaciones entre los creyentes de a pie sobre la mayor crisis moral que ha enfrentado la Iglesia Católica contemporánea.
Su obra, escrita en formato de carta y dirigida a quienes han sido parte de la institución de una u otra manera, busca exponer las causas estructurales que han permitido la proliferación de abusos sexuales y de poder dentro del clero, así como los mecanismos de encubrimiento que los han sostenido por décadas.
La motivación del autor nace de una inquietud personal. “Hay una presión muy personal mía de intentar entender por qué en la Iglesia Católica aparecen tantos casos”, afirma. Tras revisar informes especializados, descubrió que la mayoría de estos análisis “están escritos para un lector especializado”, mientras que la feligresía común, que sostiene la vida cotidiana de la Iglesia, desconoce lo que realmente ocurre. Por eso decidió escribir un texto de divulgación pensado para quienes asisten a misa, participan en grupos pastorales o forman parte de comunidades.
Uno de los hallazgos más contundentes para Vargas fue constatar que dentro del catolicismo existen condiciones que pueden favorecer la aparición de abusadores. “Tenemos unas estructuras y una cultura que de alguna manera favorece que aparezcan los abusadores… no solamente abusan porque quieren, sino sobre todo porque pueden”, señala. El factor central, dice, es el clericalismo, “la excesiva relevancia que se le da a un cura por el hecho de ser cura”, una dinámica que distorsiona el ejercicio del poder y facilita relaciones de sometimiento.
El problema, sin embargo, no se limita al abuso en sí, sino también al silencio que lo perpetúa. Según Vargas, cuando los creyentes minimizan el tema o lo pasan “por un filtro de espiritualidad”, se convierten sin quererlo en parte de la dinámica de encubrimiento. “Podríamos meter a la cárcel a todos los abusadores mañana y tendríamos abusadores pasado mañana nuevos”, advierte, si no se atienden las causas estructurales.
El autor espera que su libro provoque tres efectos concretos: abrir conversaciones incómodas, escuchar con seriedad a las víctimas y permitir que los creyentes cuestionen las estructuras actuales de la Iglesia. “Las transformaciones que ha habido no han sido por iniciativa del Vaticano, sino porque víctimas y sobrevivientes alzaron la voz”, recuerda.
En el capítulo que contrasta la Iglesia actual con las enseñanzas de Jesús de Nazaret, Vargas enfatiza que la institución se ha alejado de elementos esenciales como la renuncia al poder y el cuidado de los vulnerables. “Tenemos una institución demasiado poderosa y la propuesta de Jesús pasa por la renuncia al poder”, afirma. También critica la excesiva ritualización que, según él, “nos hace olvidar elementos esenciales de cuidado y acompañamiento”.
'La Iglesia que me tocó' es un libro digital de distribución gratuita. Más que ofrecer respuestas definitivas, busca romper silencios y abrir un espacio para que el creyente promedio pueda preguntarse, como dice su autor, “si esta es la única forma de ser Iglesia” y si no ha llegado el momento de transformar aquello que ha permitido tanto daño.