La tuerca y el tornillo, una pareja ideal. Conozca su historia
Este artefacto puede ser tan pequeño como la cabeza de un alfiler o tan grande como cocodrilo, ayuda a unir todas las cosas y hacerlas tan firmes como...
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la torre Eiffel.
Suena insignificante, de hecho su costo es insignificante, pero su utilidad no tiene igual.
Arquímedes de Siracusa, por allá en el siglo tercero, dicen, se lo inventó para poder sacar agua de algunas profundidad hacia la superficie, incluso para elevar harinas y otros elementos de una altura a otra.
Inicialmente se trataba de un artefacto helicoidal rodeado por un cilindro dentro de un tubo que, al girar, recoge del fondo un elemento y lo va desplazando hacia la superficie.
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Tras el tornillo había que crearle una pareja, que lo complementara, así que el famoso Leonardo Da Vince le crea su tuerca y desarrolla formas de producirlas.
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Hoy en día, se trata del mismo elemento, pero sin el cilindro y con una cabeza pulida en forma de pala o cruz o estrella, según sus hélices, puede ser milimétrico, de metal, plástico o de madera, de rosca fina, rosca métrica, inglesa Whitworth, americana SAE, entre otros.
Hay unos muy importantes, porque sirven para instalar hamacas, son esos que llaman de Presión, que no se salen y son muy resistentes. Hay otros, de Titanio, que nos ayudan a reconstruir los huesos del cuerpo que se nos rompen, livianos y muy resistentes.
Si bien sabemos que se creó en el siglo 300 antes de Cristo, algunos teóricos de los ooparts, artefactos fuera de su tiempo y lugar, puede llegar a tener uno 300 mil años de antigüedad.