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Respaldo a directivos del Marymount de Barranquilla: columna de Óscar Montes

El panelista Óscar Montes habló sobre la problemática en el colegio Marymount de la capital del Atlántico por cancelación de ceremonia de grados.

296895_Blu Radio/ Panelista de BLU Radio Barranquilla, Óscar Montes. Foto: Cortesía
Blu Radio/ Panelista de BLU Radio Barranquilla, Óscar Montes. Foto: Cortesía

No está bien que unos padres de familia del Colegio Marymount se hayan opuesto a que sus hijos recibieran el castigo que merecían por ser cómplices de una conducta delictiva. Interceder por ellos no solo ante la Rectoría y el Consejo Superior, sino ante la propia Justicia, mediante una acción de tutela, no es otra cosa que justificar una acción que debe ser reprochada con contundencia.

Los padres no pueden ser cómplices de sus hijos. Todo lo contrario: deben ser los primeros en reprenderlos cuando se equivocan y violentan los principios de sana convivencia, violan los códigos de ética y hasta el propio ordenamiento jurídico.

Los hechos ocurridos en el Marymount demostraron que hubo un comportamiento fraudulento por parte de estudiantes que compraron a un tercero el cuestionario simulado de las llamadas pruebas Saber, anteriormente conocidas como las pruebas del Icfes.

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Los resultados del simulacro fueron vendidos luego a varios de sus amigos, quienes al ser descubiertos por las directivas del colegio, prefirieron guardar silencio y no delatar a sus compañeros de curso.

Ante este comportamiento, la rectora del colegio, Anabella Martínez Gómez, y el Consejo Superior del colegio, optaron por castigar a los estudiantes al no permitirles que se graduaran en una ceremonia pomposa y con honores, sino que lo hicieran por ventanilla.

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¡Quien dijo miedo! Algunos padres de familia, la emprendieron en su contra e interpusieron una acción de tutela, que fue fallada a su favor por un juzgado de Barranquilla.

Pese a esa decisión judicial, los directivos del colegio se mantuvieron firmes en su decisión de sancionar disciplinariamente a los alumnos.

 

Esa acción no puede considerarse un desacato, puesto que a los estudiantes no se les impidió que se graduaran, sino que no se les permitió que lo hicieran con los honores que merecen quienes han tenido un comportamiento ejemplar, no solo desde el punto de vista académico, sino desde la moral y la ética. 

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Y está bien que así haya sido. Los actos ilegales no pueden alcahuetearse, sino que deben castigarse. Una cosa es no ser “sapo” y no delatar a sus compañeros y otra muy distinta es ser cómplices de quienes incurrieron en un delito.

Señores padres de familias, los futuros hombres y mujeres de bien se forman desde los hogares y desde la escuela.

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No podemos exigir hombres y mujeres ejemplares si no somos capaces de contribuir a su formación como personas honorables. Reprendan y castiguen a sus hijos ahora que están bajo su custodia.

Si hoy no lo hacen, mañana la Justicia se encargará de hacerles sentir todo el peso de la Ley por no respetar y acatar sus principios.

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