"¡Maduro, ya está bueno!": editorial de Ley del Montes mayo 19
Óscar Montes expone los motivos por los que Nicolás Maduro debería renunciar a su cargo como presidente de Venezuela.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Aupado por el silencio cómplice de la gran mayoría de gobiernos de América Latina, Nicolás Maduro se sigue comportando como un “dictadorzuelo”, como acaba de llamarlo el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, quien en declaración pública le dijo al presidente de Venezuela que “negar la consulta al pueblo, negarle la posibilidad de decidir, te transforma en un dictadorzuelo más, como los tantos que ha tenido el continente”.
La declaración de Almagro tiene que ver con la decisión de Maduro de oponerse a la celebración de un referéndum revocatorio –contemplado en la Constitución- que ha sido convocado por los partidos políticos opositores al régimen chavista.
Desbordado por la crisis interna que atraviesa el vecino país, producto de la ineptitud de los herederos del chavismo, Maduro apela a la ofensa, el repudio y a la represión de todos los opositores a su gobierno, en especial aquellos que –según los chavistas- defienden el “imperialismo yanqui”.
Mientras Maduro la emprende contra sus opositores, cada día concentra mayor poder, pues no contento con controlar el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el Consejo Nacional Electoral (CNE), las Fuerzas Armadas, la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo, ahora pretende silenciar mediante intimidación y amenazas a quienes se atreven a cuestionar sus desmanes, como ocurre con los medios de comunicación.
Publicidad
En medio de su incapacidad para manejar la crisis interna y enceguecido por sus delirios de poder, Maduro decidió retar el poder soberano de la Asamblea Nacional –integrada en su mayoría por partidos opositores- y amenaza con cerrarla. “Tiene los días contados”, ha dicho el “dictadorzuelo”, a quien el expresidente de Uruguay, José Mujica, acaba de definir como "más loco que una cabra".
Publicidad
Que sepa Maduro que el silencio cómplice de la mayoría de los gobiernos de América Latina no lo faculta para que viole los Derechos Humanos de quienes se oponen a su régimen, así como para que se burle de la Constitución Nacional. Que sepa también que el único responsable de lo que llegue a pasar en Venezuela es él y nadie más. Por tal razón, será él y nadie más quien entregue cuentas a la historia, pero sobre todo a los tribunales internacionales de Justicia. ¡Maduro, ya está bueno!