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La alerta roja hospitalaria se mantiene en Norte de Santander por los contagios de COVID-19 que, en estos momentos, es de 32.898 y la poca disponibilidad de camas UCI es del 95%. Por esta razón, el pasado viernes los médicos enviaron una carta a las autoridades civiles del departamento para pedir medidas severas que frenara la ola de contagios.
Luego de reunirse en un puesto de mando unificado se decretaron medidas como toque de queda nocturno y ley seca nocturno desde el pasado 12 de diciembre hasta el 20.
No obstante, estas medidas se consideran insuficientes para el gremio de la salud. Por eso, de nuevo los médicos enviaron una nueva carta pidiendo la cuarentena estricta en el departamento.
No se entiende como se insiste en el distanciamiento responsable cuando nuestra ciudadanía no ha demostrado el menor asomo de responsabilidad. Esta calamidad pública de nuestra ciudad se ha desbordado alcanzando límites inimaginables superando la ya extendida capacidad hospitalaria y de camas de cuidado intensivo que apenas logran rescatar el 20% de quienes pueden acceder a ellas está ocasionado que cada día nuestros enfermos están falleciendo en sus casas por COVID-19.
Asimismo, los médicos advirtieron que, para los siguientes días, no tendrán insumos hospitalarios ni medicamentos necesarios para atender a los enfermos.
La creciente afección del recurso humano está generando capacidades temporales o permanentes. Todos los días cobra vidas muy valiosas, si un médico o enfermera falta, representa el sufrimiento para muchas personas que los necesitan. Igualmente, el gremio médico pidió controles migratorios, pues en las trochas se evidencia el paso descontrolado y masivo de personas sin protocolos de bioseguridad.
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