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Sin embargo, no fue por la lucha del libro impreso frente a la tecnología y el libro digital sino por falta de local.
“Son muchas las personas que piensan que los libros se ven desplazados por el internet o la tecnología y eso no es verdad. La tecnología está desplazando al cerebro humano en el sentido en que ves una inercia frente a las cosas que son evidentes y las personas no reaccionan”, manifestó su vocera Clara Vanegas, quien hace parte de la tercera generación de trabajadores en la librería.
“La librería hubiera podido de conservar ese espacio que no pagaba arriendo. De todas maneras, si la librería hubiera tenido la oportunidad de conservar este espacio que no pagaba arriendo hubiera podido continuar con la labor porque ha atendido a los buenos lectores, que siguen habiendo mucho en toda Colombia”, agregó.
Cabe recordar que la librería mundial sobrevivió a las llamas durante el Bogotazo, aunque ahora está a punto de expirar.
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