Esta costumbre, arraigada a países como Estados Unidos y algunos de Europa como España, Italia e Inglaterra, tiene su origen en la abstinencia de la Cuaresma, que en el siglo XII recomendaba no consumir productos lácteos ni huevos y que hoy en día se restringe a la carne.
Cuando terminaban los cuarenta días de penitencia, los hombres se reunían y regalan huevos decorados para celebrar la vida de Jesús y el fin del abstencionismo.
En algunas culturas, como la cristiana, los huevos representan vida y fertilidad, lo cual muchos lo relacionan con la resurrección de Jesús después de morir en la cruz.
La costumbre fue cambiado, hoy en día en varios países del mundo hombres regalan huevos de chocolate a los niños que, según la tradición, son traídos por el conejo de pascua, figura que puede ser comparada con Papá Noel o los reyes magos.