
En medio de los desafíos del mundo actual, los colombianos continúan demostrando su resiliencia a través de iniciativas creativas y significativas. Un ejemplo resaltable es el emprendimiento de Lurdes Palacios, quien ha encontrado en la restauración de muebles una forma de extender su vida útil y, al mismo tiempo, preservar las historias familiares que los habitan.
Un proyecto que nació en la infancia
Lourdes recuerda con claridad cómo comenzó todo: “Empecé a ver cómo se deterioraban los muebles de mi familia. Decía, ‘¿cuándo los arreglarán?’”.
Esa inquietud sembró en ella una pasión que la llevó a estudiar en la Academia Superior de Arte Decoración de Interiores, donde descubrió el profundo significado que puede tener un espacio. Más adelante, junto a su esposo —un apasionado de la carpintería—, inició un camino de restauración con propósito.
Restaurar con sentido
Más allá de recuperar objetos, Lurdes buscaba dar un segundo propósito a los muebles, entendiendo que cada rasguño, cada marca, guarda una memoria. “Cada mueble tiene su historia, su energía. Las personas revuelven emociones solo con mirarlos”, comentó.

Esa sensibilidad la ha llevado a tratar cada pieza como un testimonio, una extensión de la vida de quienes la usaron. Además de la restauración estética, algunas personas incluso solicitan limpiezas energéticas, como una forma de honrar lo que esos muebles representan.
Hay fechas que no se olvidan. No porque estén marcadas en un calendario, sino porque se llevan bordadas en la piel, en los aromas que llenaban la casa, en las conversaciones alrededor de la mesa. El Día de la Madre es una de esas fechas.
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