Cabo que asesinó a exmiliciano de Farc dijo que tenía órdenes de hacerle seguimientos

El fiscal especializado para liderar el caso del asesinato del excombatiente de las Farc Dimar Torres llegó al Juzgado Segundo Penal Municipal en Ocaña para exponer apartes de los hechos que ocurrieron el pasado 22 de abril y que llevaron a la muerte del excombatiente y que mantiene, además, como responsable a un suboficial del Ejército Nacional.

Dijo que la investigación arrojó que para ese día Dimar Torres había salido de su casa en su motocicleta con rumbo hacia la vereda Carrizal para comprar unos machetes. De regreso a la vereda Campo Alegre fue interceptado por el cabo segundo Daniel Eduardo Gómez Robledo.

"El mismo suboficial aceptó en interrogatorio que le estaba haciendo seguimiento de inteligencia desde hace 15 días al excombatiente. Él, dijo que tenía órdenes explicitas de seguirlo con binoculares en cada uno de sus movimientos, pues tenía información de que en el morral llevaba granadas y pistola", agregó el fiscal.

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En la audiencia le dejó claro al juez segundo penal que ese 22 de abril quién detuvo la motocicleta fue el militar, entre otras cosas, de manera irregular pues no estaba autorizado para hacer control sobre la vía.

"Lo que digo está certificado y sustentado después de la entrevista al teniente Blanco quien es el encargado de autorizar los controles sobre cada uno de los ejes viales", puntualizó.

Con este testimonio agrega el ente investigador que, el hecho de que el cabo Gómez haya salido a retener la motocicleta, requisar A Dimar Torres y revisarle su bolso, estaba planeado.

Además, el proceso investigativo dejó ver que Torres Arévalo estaba sentado en su moto con los dos machetes sobre sus piernas por lo que la versión de un forcejeo para arrebatarle el fusil al suboficial no es tan procedente si se tiene en cuenta que el excombatiente presentaba cierta discapacidad en una de sus piernas.

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En la parte de imputación de cargos y además de la medida de aseguramiento, la Fiscalía entregó algunos detalles sobre las heridas que sufrió el cuerpo de Dimar Torres. Una de ellas la recibió en la cabeza con orificio de entrada y salida, otra de las lesiones por arma de fuego se registró con orificio de entrada por la espalda y de salida por el brazo, una tercera herida fue por el glúteo con salida por la pelvis y un último disparo impactó el muslo izquierdo.

Entrando en detalles el fiscal delegado dijo que la trayectoria de los disparos deja ver que no hubo forcejeo antes de los hechos. La herida más violenta, recibida en la cabeza, fue a contacto firme, es decir, el trompetin del rifle se puso sobre la cabeza en una posición frontal.

Para soportar esta historia, la Fiscalía tiene testimonios de dos menores de edad que por seguridad guarda sus nombres, pero que minutos antes de lo sucedido recorrían la carretera y observaron al cabo Gómez junto a Dimar Torres a un lado de la vía.

"Sus versiones dicen que observaron con nerviosismo al excombatiente pero que también vieron que el suboficial tenía colgado su fusil", la versión finaliza indicando que los menores buscaron saludar a Dimar pero el cabo los obligó a seguir su camino y minutos después escucharon entre 4 y 6 disparos.

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Todo este panorama deja para el ente investigador una serie de dudas que se enmarcan en conocer por qué alguien con una doctrina militar buscó alterar la escena del crimen, por qué a escasos 59 metros de la base militar estaba siendo cavado un hueco, por qué horas después contó lo sucedido a uno de sus superiores, pero durante ese tiempo siempre lo negó y lo ocultó y finalmente, por qué el comandante de la Fuerza de Tarea Vulcano conoció el caso hacia las 4:39 de la mañana.

Todo esto, agrega el fiscal, llevará a que hoy el proceso comience con el cabo Daniel Gómez, pero que en el tiempo puede involucrar a otros oficiales y soldados.

Fue enfático además en decir que no se puede hablar de violación, castración y hasta tortura, pues la presencia masiva de personas hizo que circularán fotografías que llevaron a interpretar de manera sesgada varios registros.

La investigación permitió certificar que Dimar Torres era un campesino que actualmente se dedicaba a la agricultura y sembraba Yuca y plátano en la Vereda Campo Alegre en un terreno que su hermano le había prestado. Esta labor de agricultor surgió desde que él voluntariamente decidió dejar las armas y someterse a la reintegración acogiéndose al proceso de paz que hoy impera en Colombia entre el estado y las Farc.

De todo esto existe constancia en la oficina del alto comisionado para la Paz, quién a través de la resolución 001 de febrero 17 de 2017 le permitió a Dimar Torres Arévalo la condición de desmovilizados y la posibilidad de adelantar su vida civil dentro de los parámetros legales. También se dijo que Torres Arévalo, ejerció un liderazgo en la junta de acción comunal y que incluso llegó a ser presidente de la misma y hasta hace pocos meses fue conciliador de la Vereda. Está en evidencia que Dimar convivía con una mujer que en estos momentos está embarazada.

La Fiscalía describió también el perfil del suboficial que da cuenta que es un cabo segundo del Ejército Nacional identificado como Daniel Eduardo Gómez Robledo y nacido el 13 de octubre de 1994, es militar activo y tiene instrucciones como explosivista y paramédico.

Además, como antecedentes registra varios hechos especiales y altercados con varios de sus compañeros militares. Actualmente está adscrito al Batallón de Operaciones Terrestres Número 11 Qué hace parte de la Fuerza de Tarea Vulcano en el departamento Norte de Santander, lugar que tendrá como cárcel mientras se cumple el proceso para esclarecer lo sucedido.

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