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La justicia española condenó al colombiano Jorge Ignacio Palma a 158 años y 11 meses de prisión, por el asesinato de tres mujeres en España, según sentencia dada a conocer este jueves. Sin embargo, el hombre nacido en Ibagué, Tolima, cumplirá un máximo de 40 años de prisión, debido a las determinaciones del sistema judicial ibérico.
Palma, que fue hallado culpable por un tribunal de Valencia de los asesinatos de Marta Calvo, Lady Marcela Vargas y Arliene Ramos, además es considerado responsable de seis tentativas de homicidio, entre otros delitos. El fallo le ordenó, además, pagar indemnizaciones por 640.000 euros (más de 2.846 millones de pesos colombianos) a favor de las víctimas o sus familiares.
La secuela criminal de Palma saltó a la luz tras la desaparición de Marta Calvo, una joven que según algunos medios españoles se desempeñaba como trabajadora sexual, de quien se desconoce su paradero desde el 7 de noviembre de 2019. Las pesquisas lograron determinar que la última persona con la que la joven de 25 años tuvo contacto fue con el colombiano.
Veinte días después de la desaparición, el 27 de noviembre de 2019, autoridades españolas allanaron la vivienda de Palma, donde se habría dado la última cita con Calvo. Cercado por la evidencia, dentro de la que constaban rastros de sangre, drogas y mensajes de WhatsApp, Palma se entregó el 4 de diciembre y aseguró que la joven murió en un "accidente" y que para deshacerse de la evidencia descuartizó su cuerpo y los tiró en varios contenedores de basura.
En medio de la investigación, se conoció que Palma ya había sido investigado seis meses antes por la muerte, en extrañas circunstancias, de Arliene Ramos, pero que el caso se había cerrado porque el dictamen forense fue de muerte por causas naturales.
Entre tanto, la familia de Calvo no daba crédito a la versión del descuartizamiento y le clamaba al homicida por información que condujera a los restos de su ser querido. En las audiencias, Palma sorprendía por mantener una actitud fría y distante. Posteriormente, el 6 diciembre de 2019, el juez asignado al caso dictó medida de prisión preventiva, sin posibilidad de fianza.
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Una semana después, aún sin aceptar los crímenes, Palma pidió perdón ante un juez. Esa misma semana, se desató una angustiosa búsqueda en vertederos cercanos a la escena del crimen, para encontrar los restos de Marta Calvo. La búsqueda fue infructuosa.
En paralelo, se conoció que Palma tenía relación con una tercera muerte, la de Lady Marcela Vargas, también presunta trabajadora sexual, que murió en junio de 2019 en Valencia, en circunstancias muy parecidas a las de las otras mujeres.
A comienzos de 2020, el caso del asesino en serie colombiano generó conmoción en España y empezaron a aparecer las denuncias de varias mujeres, que aseguraban haber sido víctimas de Palma. La mayoría narraban que el hombre las drogaba y cuando perdían el sentido él procedía a suministrarles cocaína a través de sus zonas íntimas.
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Una de las pruebas clave que incriminó a Palma fue el hallazgo de un lente de contacto de Marta Calvo en la vivienda del condenado. Adicionalmente, los expertos forenses encontraron restos de sangre de la víctima en un pantalón del asesino, en otra vivienda de él, ubicada en l'Ollería.
En septiembre de 2020, los casos de Palma se juntaron en un solo expediente y ese mismo mes se tomó la declaración de once mujeres que denunciaron haber sido víctimas de intento de asesinato por parte del colombiano.
Las revelaciones de las escabrosas acciones de Palma, que se aprovechaba de su poder económico para someter a sus víctimas y ocultas los crímenes generó amplio impacto en la sociedad y las autoridades españolas.
Dentro del proceso, los investigadores dejaron al descubierto antecedentes de narcotráfico, así como el modus operandi del asesino en serie. Además, se cuestionó la versión que dio del crimen de Marta Calvo, pues no hubo evidencia alguna de que su cuerpo fuera arrojado al vertedero que él dijo.
Finalmente, este miércoles, la justicia española determinó la culpabilidad de Jorge Ignacio Palma, considerado, además de asesino en serie, feminicida. A lo largo del proceso, la defensa del procesado aseguró que no hubo pruebas suficientes.
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