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Mónaco: el fortín de 5.000 metros que fue guarida de Escobar y pronto desaparecerá

Hace 30 años, Pablo Escobar levantó la edificación de ocho pisos que ha tenido toda clase de usos y ha incomodado a sus vecinos.

314953_BLU Radio. Edificio Mónaco / Foto: BLU Radio
BLU Radio. Edificio Mónaco / Foto: BLU Radio

En pocos meses será demolida la edificación que fue vivienda de Pablo Escobar y su familia entre 1986 y 1989, el edificio Mónaco.

La propiedad guarda una parte de la historia de quien fue, en su momento, el capo de la mafia más perseguido en el mundo y aún hoy hay quienes lo frecuentan para escarbar en lo que quedó de la época en que él vivía a sus anchas en uno de los sectores más exclusivos de Medellín.

A mediados de los 80, Escobar compró dos mansiones en el barrio Santa María de los Ángeles, sector de El Poblado, para construir una edificación en la que se alojaría junto con su familia y todo su séquito de guardaespaldas, quienes según relatos de la época, contaban con salas de billar y otros espacios de entretenimiento para sus ratos libres y además, debían escoltar a Juan Pablo Escobar, hijo del capo, cuando salía a andar en su cuatrimotor y perturbaba la calma del barrio.

Esas caravanas de escoltas, de acuerdo con vecinos, comenzaron también a obstaculizar el paso en las calles cuando la madre del narcotraficante llegaba a visitarlo.

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Múltiples habitaciones con jacuzzi, un lujoso penthouse y un sótano donde guardaba su cuantiosa colección de carros antiguos eran solo una parte de aquel complejo que fue construido en menos de un año y se convirtió en sello de las excentricidades y miedos de Escobar.

Se conoce que el edificio contaba con túneles dispuestos para un posible plan de escape si las autoridades cerraban el cerco en búsqueda de quien sembraba terror en la capital antioqueña y otras ciudades.

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Pero los buenos tiempos del narcotraficante en Mónaco duraron poco tiempo. El 13 de enero de 1988, dos años después de haberse mudado allí, una bomba con 80 kilos de dinamita estalló frente al edificio y de esta forma, se atizó la guerra entre los carteles de Medellín y Cali.

 

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"En el interior del edificio, saltaron de sus camas Victoria Eugenia Henao Vallejo, esposa de Pablo Escobar, su hijo Juan Pablo de 12 años, una amiga suya, dos empleadas de servicio, el hijo pequeño de una de ellas y un empleado, el único que resultó herido entre quienes ocupaban el penthouse. Todos desaparecieron a los 5 minutos de ocurrida la explosión", relató la Revista Semana al día siguiente del estallido. 

En 1989, los Escobar Henao dejaron la propiedad; tras su salida y hasta el presente, ha pasado por diferentes inquilinos y se ha usado con fines diversos: desde ser la sede de una asociación cristiana que tuvo que salir por falta de recursos para quedarse en ella hasta servir como espacio para una marroquinería, compañías de seguro y bananeras, incluso, alojó oficinas del CTI de la Fiscalía, lo que siguió poniendo en vilo a los vecinos, pues los ataques en este sitio no pararon con la desaparición de Pablo.

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El presente y futuro de un bastión en ruinas

De la burbuja en la que se resguardaba la familia de Escobar no queda nada. Aunque sigue en pie, el abandono ha pasado factura a la estructura blanca que llegó a tener más de 30 parqueaderos y 12 apartamentos.

El tiempo ha dejado su huella en paredes, puertas, ascensores y los sótanos se convirtieron en nido de roedores.

 

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La escultura La Familia, que se mantuvo en pie incluso tras el atentado del cartel de Cali en los 80, ya no está presente allí. Un guía turístico que acudió en julio al sitio junto con un grupo de curiosos se sorprendió e indignó al ver que la imponente pieza artística del maestro Arenas Betancur había desaparecido, pues la obra era uno de los atractivos para los visitantes que suele llevar al lugar.

Y es que las romerías en la antigua guarida del extinto jefe del cartel de Medellín no faltan a diario con los llamados narcotours, que hacen un recorrido por los lugares que fueron importantes en el ascenso y caída de Escobar.

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“El tour de Pablo Escobar tiene dos facetas: una es hablar de la historia de lo que sucedió en su época, lo que hizo y eventos particulares de su vida. Se visitan tres puntos: el edificio Mónaco, donde vivía cuando pusieron la primera bomba en Medellín el cementerio donde está enterrado y la casa que habitaba cuando fue muerto por la Policía”, asegura John Jairo Villegas, quien se ha dedicado en los últimos años al negocio del turismo.

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Pero ahora, la historia dará un giro y el edificio quedará destruido en pocos segundos a principios de 2019, cuando se implosionará gracias a una permuta que hace la Policía, institución a la que pertenece el edificio tras haber sido objeto de extinción de dominio, con el municipio de Medellín.

Familiares de Escobar, como su hermano, apodado ‘El Osito’, no estaban de acuerdo con la demolición y proponían otro uso para el lote.

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Un edificio de unos 50 mil millones de pesos qué tristeza tirarlo al piso, sabiendo que se pueden hacer otras cosas más valiosas y más importantes”, afirmó.

No obstante, la administración municipal determinó que restaurar la edificación era más costoso que derribarla.

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Ahora, la Alcaldía busca acabar con este ícono de la mafia y por estos días está realizando talleres de imaginarios con la comunidad para que sean los ciudadanos los que decidan sobre el futuro de ese espacio. Se ha pensado en ideas como hacer un parque en honor a las víctimas del narcotráfico.

“La demolición de este símbolo de miedo significa que Colombia ha dejado atrás tiempos difíciles, tiempos oscuros”, afirmó Luis Carlos Villegas, anterior Ministro de Defensa, cuando se dio el primer martillazo que simbolizó la cercanía del final de Mónaco.

En manos de cinco jurados está la decisión sobre la transformación del lugar que arrastra memorias de una de las etapas más crudas de la violencia en Medellín.

 

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