Este miércoles, 21 de febrero, se conmemoró el Día Internacional del Oso de Anteojos, una especie amenazada por la minería ilegal y por la cacería. Según cifras de Corporaciones Autónomas Regionales, hay 1.470 avistamientos de este animal hasta ahora en Colombia. El Ministerio de Ambiente indicó que se desplaza, principalmente, entre los bosques andinos, bosques de niebla y páramos.
El oso de anteojos está en toda la cordillera de los Andes, desde Bolivia, Ecuador, Perú, Venezuela y Colombia. Esta en 23 áreas de las 65 que existen en los Parques Nacionales Naturales del país.
Sin embargo, la preocupación crece ante la falta de protección que tiene esta especie, pues es considerada en amenaza por pérdida de su hábitat y estar al borde la extinción. Y es que el oso de anteojos se enfrenta a la minería ilegal por presuntas actividades extractivas en zonas de alta montaña de la región Andina. Algunos casos se darían en sectores de recarga hídrica e importancia ambiental en municipios como Toledo y Herrán, en Santander, que afecta a muchos más animales.
"Las empresas inician abriendo carreteras ilegales sin ningún permiso ambiental, talando y luego abriendo la boca mina. Hasta el momento son 5 minas legales y otras 20 ilegales, algunos están en proceso de exploración, sin embargo están explotando los recursos y afectando el hábitat ilegalmente", dijeron desde la fundación Fundaviten.
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Fundaviten y Parque Nacional Natural Tamá han denunciado la irregularidad minera que impide el recurso hídrico que necesita la especie para sobrevivir. Particularmente, el Parque Natural Nacional Tamá cuida el ecosistema del oso de anteojos y otras especies de la fauna silvestre. El oso se encuentra en su ecosistema de páramos y bosques andinos, su importancia radica en la dispersión de semillas y en la propagación de otros elementos como el polen.
El Parque Nacional Natural Tamá protege una gran diversidad de especies vegetales, habiéndose registrado más de 276 especies de plantas, entre las que se destacan siete especies de frailejones.
No existe eco de las corporaciones ambientales ni de las instituciones, hemos llegado hasta la Procuraduría y no hemos recibido respuesta
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Asimismo, la caza ha aumentado el riego del oso de anteojos, pues existe un conflicto con las comunidades ganaderas debido a que esta especie permanece en el mismo territorio y puede consumir los rebaños.
"A pesar de que es una especie que está protegida por las leyes nacionales y que es reconocida como vulnerable a la extinción, se siguen presentando cada vez más casos de caza", aseguró Nicolás Reyes, biólogo del Instituto Humboldt.
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