El profundo significado de tener adornos o imágenes religiosas en el carro, según la psicología
El Colegio Colombiano de Piscólogos explicó a Blu Radio qué significa cargar con estas figuras en el carro.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
La presencia de peluches, fotografías, estampas, rosarios u otros elementos decorativos dentro de un carro es una práctica muy común entre los conductores en Colombia y en diferentes países.
Aunque para muchos se trata simplemente de un accesorio, desde la Psicología del Tránsito estos objetos pueden revelar aspectos profundos de la personalidad y del vínculo emocional que cada persona establece con su carro.
Ángela Ríos, representante del Campo de Psicología del Tránsito y la Seguridad Vial del Colegio Colombiano de Psicólogos, explicó en conversación con Blu Radio que los vehículos no deben verse únicamente como un mecanismo para desplazarse. En su análisis, retomó planteamientos de la psicóloga Steck y detalló que el uso del automóvil se compone de tres dimensiones: instrumental, simbólica y afectiva. Bajo esta mirada, cualquier adorno dentro del habitáculo adquiere un significado que va más allá de lo estético.
Según Ríos, “el vehículo no solo es un medio de transporte, es también un espacio emocional”. Para la experta, el acto de conducir involucra emociones, recuerdos y creencias personales que muchos usuarios proyectan dentro del vehículo a través de objetos visibles.
Por eso, tener peluches, imágenes religiosas, fotografías o pequeños recuerdos no es un gesto trivial, sino una forma de expresar rasgos internos y necesidades psicológicas.
De acuerdo con lo expuesto, estos elementos cumplen una función simbólica que puede asociarse con identidad, espiritualidad, memoria, protección o compañía. La representante del Colegio Colombiano de Psicólogos señaló que los conductores suelen construir una relación íntima con su carro, un espacio que algunos consideran una extensión del hogar o incluso un refugio personal.
“Tener peluches, fotos o imágenes religiosas revela cómo cada persona proyecta su mundo interior dentro del carro”, indicó.
Dentro de estas expresiones, las imágenes religiosas ocupan un lugar especial. Muchas personas las llevan como una forma de conectar con su fe, sentir protección o disminuir la ansiedad que puede generar la conducción diaria, especialmente en contextos de tráfico complejo o largos trayectos. Estos símbolos, explicó Ríos, no solo dan tranquilidad, sino que pueden representar valores y creencias que acompañan al conductor en cada desplazamiento.
Publicidad
Por otro lado, objetos como peluches o fotografías pueden relacionarse con momentos significativos de la infancia, vínculos afectivos o recuerdos familiares. La experta mencionó que para algunos usuarios estos elementos representan cercanía emocional y un sentido de compañía durante los trayectos.
“Para algunos es una manera de personalizar el entorno, para otros, de sentir compañía o seguridad. Incluso puede conectar con etapas de la infancia o con valores de fe que dan tranquilidad”, afirmó.
Sin embargo, aunque estos adornos tienen un significado psicológico importante, Ríos recordó que la seguridad vial debe ser siempre la prioridad. En muchos casos, los accesorios colgados en el espejo retrovisor o ubicados sobre el tablero pueden convertirse en riesgos si interfieren con la visibilidad o se convierten en proyectiles ante una frenada brusca.
Publicidad
La experta enfatizó que los conductores deben asegurarse de que estos elementos no reduzcan el campo visual ni alteren la concentración, especialmente en condiciones de tráfico pesado o en vías de alta velocidad.
La Psicología del Tránsito, disciplina a la que pertenece Ríos, ha insistido en que comprender el comportamiento y las emociones de los conductores es clave para mejorar la seguridad vial. “En definitiva, esos objetos no distraen solo la vista, también hablan del conductor y de sus emociones profundas”, concluyó