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El mejor momento de mi vida: Riccardo Ehrman, el periodista que detonó caída del Muro de Berlín

Escuche la crónica de Enrique Rodríguez en Mañanas BLU

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Riccardo Ehrman - Foto: BLU Radio

Cuando el Muro de Berlín cayó, se estaban cumpliendo 28 años de aquella fría mañana de agosto de 1961, cuando comenzó su construcción.

En noviembre de 1989, seguía separando una ciudad y sus familias. Las dos Berlines, como las dos Alemanias, representaban, en pleno corazón de Europa, los antagonismos de la posguerra, que convirtieron a la ciudad, primero, en la realidad, y luego en la ficción, en la ciudad de los espías.

“Una vez, para probar lo que estaba pasando, le dije a mi mujer: ‘esta noche hacemos el amor con un poco de ruido'”, dice en BLU Radio Riccardo Ehrman, que en 1989 era corresponsal en Berlín del Este de la agencia italiana Ansa.

Mi sorpresa, con gran diversión, es que varios días después, un funcionario del partido me dijo: ‘estamos muy contentos que ustedes quieran una vida familiar muy feliz’”, dijo.

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Sin embargo, los cimientos del muro, y del régimen de Berlín Este, eran mucho menos sólidos de lo que parecían y aún se debilitaron más, cuando en su entorno, el comunismo de estado comenzó a descomponerse, lo que provocó que los alemanes del este trataran de llegar al oeste a través, por ejemplo, de la embajada germano occidental en Praga.

El descontento en el este no solo provocaba huidas masivas. También los alemanes del este se echaron a la calle para pedir libertad y lo hicieron aprovechando la celebración del 40 aniversario de la creación de la República Democrática Alemana, en donde Berlín Este trató de reivindicarse como una potencia mundial.

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La presencia de Mijail Gorbachov en esas celebraciones, ya inmerso en la Perestroika, hizo albergar esperanzas de cambio en la Alemania del Este, pero contrario a sus antecesores en el cargo, Gorbachov no era bien recibido por Erich Honecker el líder de la RDA, que consideraba al premier soviético un traidor.

“Cuando él se marchó, Honecker no fue al aeropuerto a saludarlo, lo que fue considerado un ultraje gravísimo”, recuerda en BLU Radio Riccardo Ehrman.

En los días posteriores a ese aniversario, Honecker sería defenestrado de su puesto al frente de la RDA y sustituido por Egon Krenz, un hombre también del Partido Único, pero consciente de que la situación de la Alemania comunista era insostenible. Por eso, su gobierno, comienza a bosquejar una flexibilización de las condiciones de viaje, anunciando una nueva ley que resulta ser confusa y, en la práctica, no atendía las demandas de la población.

Con esos datos, el 9 de noviembre de 1989, Riccardo Ehrman acude a la rueda de prensa del portavoz del Comité Central del Partido Comunista Unificado de la República Democrática Alemana, Günter Schabowski.

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Ehrman llega tarde a esa convocatoria y se tiene que sentar a la izquierda de la tribuna de oradores, a pocos metros de Schabowski.

“La rueda de prensa fue, por lo menos las primeras dos horas, muy aburrida, en el sentido en que Schabowski hablaba de todo el bien que hacía el régimen. A un cierto punto, dijo: ‘puede ser que nosotros hemos cometido algunos errores. Si es así, intentamos de remediarlos”.

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A las 6:53 de tarde: “hizo como si no me viera, pero al final dijo, ‘ahora vamos a ver qué es lo que quiere saber nuestro colega italiano”.

“(Le pregunté) Señor Schabowski, usted ha hablado de errores, ¿no cree usted que ha cometido un error anunciando, hace pocos días, una nueva ley de viaje que, en realidad, no era nueva para nada y no cambiaba absolutamente nada?”, recuerda Ehrman.

La respuesta del funcionario fue: “No creo que nos hayamos equivocado. Sabemos que hay esa tendencia en la población. Hay un deseo de la población en viajar y de abandonar la República Democrática Alemana”.

Schabowski no admitió que se hubiera equivocado. Sin embargo, luego le diría a Ehrman que nunca lo habían confrontado de esa manera.

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Schabowski, ante las preguntas del corresponsal de Ansa, manifestó que tenía algo que decir. Sacó del bolsillo un folleto y dijo: “Camaradas: les había dicho que hay un comunicado de prensa, que debería ser comunicado hoy”.

“Empezó a leer y el folleto anunciaba que los alemanes del este podían viajar en cualquier frontera, sin pasaporte y sin visado. Eso era inmenso porque, hasta ese momento, sin pasaporte, nadie podía ir a ningún sitio”, expresó.

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En la sala de prensa, nadie parece dar importancia al anuncio hecho por el portavoz de la RDA, acostumbrados seguramente a la opacidad informativa del régimen.

“Esto entra en vigor de manera inmediata”, dijo Schabowski.

A Ehrman, contrario a los demás reporteros, no le quedaron dudas de que el muro se caía y corrió a enviar un mensaje a Roma, entregando la primicia.

“En Roma, cuando doy la noticia, no me creyeron. El jefe del servicio exterior me dijo: ‘es imposible’. Alguien en la redacción alcanzó a decir que me había vuelto loco”, recuerda el periodista.

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Superadas las suspicacias, Ansa lanza el flash informativo y en ese momento el muro comienza a caerse.

“Mi flash era: Ha caído el Muro de Berlín y después una noticia que decía que el anuncio había sido dado por el señor Schabowski”, manifiesta.

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A sus 90 años, y desde su casa en Madrid, Riccardo Ehrman dice que el muro no se cayó por su pregunta.

“Para nada. El Muro de Berlín tenía más de 200 kilómetros y yo no hice caer ni un centímetro. Sí me gustaría pensar que contribuí y de eso estoy muy orgulloso. Como decía Óscar Wile, la vida es un mal cuarto de hora con poquísimos buenos momentos. Esa rueda de prensa fue el mejor momento de mi vida”, dijo.

Una vez caído el muro, la caída del bloque comunista fue cuestión de muy poco tiempo.

Alemania reunificó las dos partes de un todo, algunos de ellos aún por resolver, pero el mundo, sin embargo, no volvió a ser el mismo. Con el tiempo se hizo realidad una paradoja: El Muro de Berlín se construyó para impedir que los alemanes del este huyesen del país, y cayó, para para evitar que los alemanes del este siguiesen huyendo del país.

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Estos son los borradores de la ley que permitía la apertura del Muro de Berlín y a los cuales Riccardo Ehrman tuvo acceso en primicia.

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