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Con tres eucaristías, un rosario y agua de panela en Medellín, familiares y amigos de los cadetes asesinados en la Escuela General Santander conmemorarán el primer año del atentado con carro bomba, en el que murieron 22 estudiantes de la Policía en Bogotá.
Vea aquí: Un año de la tragedia: el día que ELN explotó carro bomba en la General Santander
En Antioquia se recuerda especialmente a Juan Esteban Marulanda, cuya familia vive en Medellín y a Cristian Camilo Maquilón, oriundo de Chigorodó.
A las 8:00 de la mañana habrá eucaristías en honor a los cadetes en las iglesias San Ignacio del centro de la ciudad y en la San Gregorio Magno, al noroccidente de Medellín. A eso se suma una misa organizada por la Policía en la Escuela Carlos Holguín a las 5:00 de la tarde y una agua de panela con un rosario programado por amigos de Juan Esteban, que tiene un grupo llamado ‘La 112 A’ y que cada 15 días se reúne para recordar al cadete.
“Convocamos a todos los vecinos quienes llevarán una velita para ponerle a la foto de todos los cadetes. Queremos compartir también esa agua de panela con un pan con todos los asistentes”, dijo María Isabel Rúa, una de las convocantes.
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Un año después del trágico atentado, la vida estas familias ha cambiado y aún no se recuperan de la pérdida de los estudiantes.
La familia del cadete Juan Esteban Marulanda no soportó ver su habitación sola y abandonaron la vivienda que vio crecer al joven estudiante durante sus 19 años, en el barrio Boyacá Las Brisas. Ahora, viven en Belén.
“Nos cambiamos de casa por los recuerdos, los mismos vecinos. Juan Esteban era un líder del barrio y muy querido por todos y siempre lo recuerdan. Fue muy duro salir de la casa donde él nació”, dijo Francisco Marulanda, papá del cadete.
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La crítica de Francisco es que las instituciones esperaron que se cumpliera un año para que se acusara al comando central del ELN del carro bomba en la escuela de Policía.
Aseguró que las investigaciones están muy lentas lo que hace que la angustia sea peor para las familias de los 22 cadetes que con cada noticia tienen que revivir aquel 17 de enero de 2019.
Así como él, las familias de varios cadetes también responsabilizan al Estado por negligencia y no tener la seguridad suficiente para la fuerza pública.
“Vemos muy lento el proceso. Para nosotros fue muy raro que el inspector de la Policía apenas haya entregado un informe y esa lentitud nos tiene consternados y malucos”, agregó.
Por su parte, Urbano Maquilon, del municipio de Chigoroó y quien es el padre de Cristian Camilo Maquilon, otro de los cadetes victimas del carro bomba, destacó que después de varios meses de lucha los estudiantes, aunque ya sin vida, hayan sido ascendidos al cargo de suboficiales de la Policía de manera conmemorativa, pues ese era el sueño de los cadetes.
A un año del atentado, sus padres ya recibieron 20 millones de pesos cada uno como pago por indemnización del Estado y un dinero adicional del seguro. Ahora luchan por la pensión.
“Ahí nos han dicho que nos van a pensionar, pero nada más, no nos han dicho cuándo ni cuánto tiempo hay que esperar. Nos han hecho ir a Bogotá a reuniones, pero no avanza”, dijo Maquilón.
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