Excombatientes denuncian amenazas armadas en Cauca y exigen garantías para la paz
Una firmante del acuerdo de paz fue intimidada por hombres armados en Cauca, en un nuevo hecho que pone en riesgo la seguridad del proceso de reincorporación.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
El último secretariado de las extintas Farc-EP denunció que Sandra Milena Morales, firmante del acuerdo final y lideresa del proceso de reincorporación en Cauca, fue intimidada por hombres armados que la obligaron a transmitir amenazas a congresistas y firmantes de paz. El hecho ocurrió la noche del 2 de agosto en su vivienda, ubicada en el municipio de Sotará.
Según el comunicado, tres hombres armados irrumpieron en la residencia de Morales, conocida también como Camila Cienfuegos, donde además desarrolla un proyecto productivo de reincorporación. Los agresores la obligaron a salir de la casa y le exigieron que advirtiera a congresistas que deben apoyar las mesas regionales de paz en San Bernardo de Saija (Timbiquí) y en Tumaco. Aseguraron tener identificados a más de mil firmantes de paz en el Cauca y les exigieron respaldo total al proyecto de “Paz Total”.
Ante este nuevo hecho de intimidación, el último secretariado reiteró su compromiso con la salida negociada al conflicto armado y defendió el diálogo como el único camino. Enfatizó su respaldo a la paz total, pero advirtió que este tipo de violencias amenaza con deslegitimar los esfuerzos de reconciliación y reintegración.
“Rechazamos tajantemente que se utilice a familiares, seres queridos o firmantes de paz para enviar mensajes bajo intimidación. La paz no se construye con amenazas”, afirmaron.
La organización también denunció que, en lo corrido de 2025, más de 470 excombatientes, líderes sociales y firmantes de paz han sido asesinados en el país, y solo en el último mes dos personas vinculadas a proyectos en el Cauca fueron víctimas de homicidio.
El comunicado cierra con un llamado a todos los actores armados y políticos para garantizar condiciones reales de seguridad, voluntad política y diálogo genuino. “La paz es un derecho, no un botín de guerra”, concluyen.