La historia de una excombatiente de las Farc que cambió las armas por la cocina
Sandra cambió su arma, que era un fusil, con el que sembraba miedo, por un sartén, que es símbolo de la esperanza y una nueva forma de vida.
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Sandra es una mujer que hace 14 años entró a las Farc ante la falta de oportunidades. Nació en el Tolima, el mismo lugar donde está dejando atrás la guerra para por fin llevar “una vida normal”.
En ese tránsito a la legalidad se despierta a las 4:30 de la mañana en la casa donde, después de tantas dificultades, puede disfrutar tranquila en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación de Icononzo.
El cambio de sus armas
Sandra cambió su arma, que era un fusil, con el que sembraba miedo, por un sartén, que es símbolo de la esperanza y una nueva forma de vida.
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“Entre todos nos ponemos de acuerdo qué vamos a preparar, pero siempre soy yo la que estoy pendiente de las cosas, prácticamente de la cocina. En el tiempo que estuve en la guerrilla aprendí a cocinar“, dijo.
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Sandra tiene una hija de 9 años y, aunque no vive con ella, dice que es su gran amor.
La mujer recuerda que cuando su bebé tenía tan solo 8 meses fue capturada y llevada a la cárcel.
Hoy puede estar cerca de ella, visitarla y entregarle su cariño, incluso tiene intacto en su memoria el recuerdo del día en que se reencontraron.
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“Fue algo inexplicable porque uno en ese momento ni sabe qué hacer. Fue muy chévere, tenía como 8 días de salida de la cárcel cuando me encontré con ella”, narró.
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Sandra, junto a poco más de 200 excombatientes de las Farc, se preparan para la Navidad, se trata de la primera vez que celebran esta fecha sin armas.
“Estoy más tranquila porque de pronto podemos compartir con la familia, los que tenemos hijos podemos estar con ellos”, le contó a BLU Radio.
Hoy cree que alcanzar un acuerdo de paz ha sido la mejor decisión, no solo para ella también para su hija, que hoy puede tener cerca y disfrutar de ser una figura materna.
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