que su hijo no está.
Cuenta que Jairo llevaba poco tiempo con un local de verduras en el sector de San Nicolás, Soacha, y el día de su asesinato acaba de pedirle a una tía $140 mil prestados para surtir el local.
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El joven de 16 años “era el hombrecito de la casa, mi mano derecha y se había salido del colegio para ayudarme”, cuenta Cecilia, quien asegura que su hijo soñaba con ser independiente y darle sustento a su familia.
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“La ley al menor de edad no le hace nada”, manifiesta Sáenz sobre uno de los dos capturados por los hechos, un joven de 16 años señalado de apretar el gatillo del arma que le quitó la vida a Jairo.